Los datos muestran cómo España cuenta con un elevado nivel de equidad educativa, superior a los países de su entorno. El origen socioeconómico de los alumnos no condiciona sus posibilidades de tener éxito en los estudios.
El sistema educativo tiende a evaluar los resultados en función de los conocimientos académicos. Aspectos como la responsabilidad y el trabajo diario quedan ensombrecidos por un examen. Ante esta situación, hay quien se cuestiona: ¿merece la pena el esfuerzo?
No se puede relacionar un mayor gasto educativo con mejores resultados académicos, a pesar de ser una reivindicación política habitual en el campo de la enseñanza. Los buenos resultados dependen también de otros factores que hay que tener en cuenta, como la motivación y el entorno socio-familiar.
La OCDE y otras organizaciones económicas analizan la educación en términos de desarrollo y, en definitiva, de empleabilidad. Por ese motivo, los conocimientos humanísticos suelen quedan relegados a un segundo plano a la hora de realizar sus valoraciones y perspectivas de futuro.