Hay jinetes de luz en la hora oscura
Javier Varela | 01 de febrero de 2019
El baloncesto y la política tienen muchas cosas en común. Como lo tienen Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y José Vicente Pepu Hernández, exseleccionador español de baloncesto. Los dos son amigos, los dos son de izquierdas, los dos aman el baloncesto y los dos esperan recuperar la alcaldía de Madrid bajo el amparo del PSOE.
Habrá a quien le haya pillado por sorpresa que este madrileño de 60 años, que se convirtió en ídolo en 2006 cuando llevó a la selección española de baloncesto a conquistar el Mundial de Japón, sea el elegido por Pedro Sánchez como candidato para la alcaldía de Madrid. Pero no lo es, sobre todo porque fue uno de los nombres que sonó con fuerza –junto al de Vicente del Bosque– días antes de que se nombrara secretaria de Estado para el Deporte a otra exdeportista, María José Rienda. El puesto, en un principio, era para Pepu Hernández, pero el presidente del Gobierno, por lo visto ahora, tenía reservado algo más grande para su amigo del Estudiantes.
“Muchas gracias por los mensajes de apoyo. Queremos un Madrid solidario, comprometido y de progreso. Os espero a todos/as”#PepuAlcalde pic.twitter.com/H4xBySwLXN
— Pepu Hernández (@pepu_alcalde) January 30, 2019
Porque Pedro Sánchez y Pepu Hernández se conocen por culpa del baloncesto y del Estudiantes. El presidente del Gobierno fue patrono de la fundación del club madrileño y Hernández lleva vinculado al club desde niño. En concreto, con 15 años, cuando se puso al frente del equipo de minibasket en el Estudiantes. Ese fue el primer equipo en el que plasmó sus cualidades y el que le hizo llegar donde ha llegado en el mundo de la canasta.
Tras pasar por diferentes categorías de la cantera colegial, llegó al primer equipo –“palabras mayores”, como él mismo ha reconocido en alguna ocasión- en 1994 para tomar el relevo de un mito en el Estudiantes: Miguel Ángel Martín. El Cura. La aventura parecía enorme, pero a Pepu Hernández los retos no lo amilanan, lo envalentonan. Y se ganó al equipo como mejor sabe, con mano izquierda y con una capacidad de emocionar y comprometer a sus jugadores que todavía hoy no se ha visto en un banquillo de baloncesto.
A ver quién reconoce sin barba a uno de los nombres de la actualidad política…#MovistarEstudiantes pic.twitter.com/EiBDm875mm
— Movistar Estudiantes (@ClubEstudiantes) January 30, 2019
Desde aquel primer día al frente de Estudiantes pasaron 17 años, en los que logró ganar una Copa del Rey, ser subcampeón de la Liga ACB y subcampeón de la Copa Korac. Para algunos, tan obsesionados con el triunfo y los títulos, puede parecer un bagaje escaso para convertir al responsable de ello en una leyenda pero, en el caso de Pepu Hernández y el Estudiantes, el club ganó mucho. Ganó en valores, en compromiso, en compañerismo, en no rendirse nunca, en superarse día a día, en no mirar a nadie desde abajo, en trabajo, en sacrificio… Un estilo que recuerda al de otro seleccionador que llevó a un equipo a ganar un Mundial, Vicente del Bosque. Otro de los nombres que sonó para ser secretario de Estado de la mano de Pedro Sánchez.
La capacidad de emocionar de Pepu Hernández se pudo comprobar en Japón, durante el Mundial de 2006. Y no solo porque conquistara el oro con una generación espectacular tras aplastar a Grecia en la final (70-47), aquel 3 de septiembre, a pesar de no tener sano a su mejor jugador, Pau Gasol, sino por su grandeza humana.
Demostró ser una persona especial que antepone el colectivo a lo individual guardándose en secreto que un día antes de aquel día histórico para el baloncesto y el deporte español había fallecido su padre a miles de kilómetros de donde estaba a punto de tocar el cielo. Aquel triunfo dejó la imagen de un Pepu Hernández llorando en la pista, mientras sus jugadores estallaban de alegría, y una frase que ya es parte del abecedario del baloncesto: “Escuchar una palabra que para mí y para todos va a ser muy importante: ba-lon-ces-to”.
Hace 12 años 🇯🇵 fuimos campeones del mundo 🏀 @FIBA_es .@paugasol @rudy5fernandez @SergioRodriguez @jgarbajosa15 @MarcGasol @JmCalderon @bernirodriguez5 @Alexmumbru15 @9FelipeReyes C.Cabezas, JC Navarro, C.Jimenez, Pepu Hernandez @baloncestofeb @deportegob pic.twitter.com/tztJ99V72w
— Museo del Deporte (@DeporteMuseo) 2 de septiembre de 2018
Ahora Pepu Hernández, a los 60 años, afronta un nuevo reto, pero esta vez lejos de las canchas de baloncesto. Una persona sencilla, que difícilmente se sale de la normalidad, cercano, tolerante, con una vocación por la enseñanza que supo aplicar en el baloncesto y que, a buen seguro, intentará llevar a la política. De hecho, en su primer mensaje como candidato a la alcaldía de Madrid recupera los valores que le hicieron triunfar en el baloncesto. “En el deporte, como en la política, no hay nada más importante que la solidaridad, el trabajo en equipo, el respeto y el compromiso. Los mismos principios que quiero llevar al Ayuntamiento de Madrid. Estoy buscando jugadores, ¿te apuntas?”, dice en su primer «discurso» político.
Ruth Beitia y sus “nervios del directo”, en la alta competición política
Desde el banquillo demostró capacidad de emocionar, de convencer, de empatizar, de transmitir valores, de cercanía y de mano izquierda. Y ahora tiene la complicada labor de conseguirlo en la política y entre los ciudadanos, una situación para la que no todo el mundo está preparado. Quizá ese sea el mayor reto al que se enfrenta Pepu Hernández, que sabrá arroparse de un buen equipo de colaboradores que le hagan la vida política más fácil. En el baloncesto supo hacerlo y a buen seguro que en esta nueva etapa también, porque tomar decisiones desde la alcaldía de Madrid no se limita a una cuestión de imagen y no tienen una trascendencia similar a la de ganar o perder partidos.
Apenas 48 horas después de anunciar su presencia en las primarias del PSOE para ser el candidato a la alcaldía de Madrid, ha saltado la noticia de que habría utilizado una sociedad mercantil para cobrar por la cesión de sus derechos de imagen y las charlas de motivación que dio tras conquistar el Mundial de 2006 con la selección española. Pepu Hernández debe tener presente que la política es un nido de víboras y uno debe saber para lo que vale y para lo que no y si está dispuesto a entrar en ese juego. El último ejemplo es muy reciente. Otra exdeportista como Ruth Beitia tardó 15 días –lo que duró su carrera política en Cantabria- en darse cuenta de la presión de estar en primera línea de la política. Pepu Hernández cambia el BA-LON-CES-TO por la PO-LÍ-TI-CA.