Ocupar el sillón presidencial del FC Barcelona, pese a ser un un oscuro objeto del deseo para muchos, se está convirtiendo en una ‘profesión’ de riesgo. Todos los que han ocupado el cargo desde la democracia han tenido problemas de mayor o menor cuantía con la Justicia.
En otros países, primero se promulgaron las leyes de cuidados paliativos y después las de eutanasia. Me temo que aquí empezamos la casa por el tejado, sin cimientos, debate ni valores.
Se cumplen cien años del nacimiento de Antonio Millán-Puelles, uno de los filósofos más representativos de nuestra sociedad. Se interesó por los asuntos más dispares y nunca fue partidario de la filosofía «pura».
La publicación del libro La familia grande, en el que se acusa de abuso a menores a Olivier Duhamel, ha rasgado el velo sobre los casos de incesto y pederastia protagonizados por las élites francesas que enarbolaban el «Prohibido prohibir».
En el diálogo entre Sam Leith y Douglas Murray sobre la eutanasia se pone de manifiesto que somos seres sociales y, en tanto tales, la sociedad en la que nacemos nos afecta y nos configura como personas.
La imagen de la sonda me reconcilia con la manera que tenemos los humanos de explorar los confines del universo y derribar nuestras propias fronteras: más rápido, más alto, más lejos.
El Gobierno acaba de dar la razón a la Iglesia: no ha habido ninguna irregularidad en el asunto de las inmatriculaciones. Un enorme valor que se pone al servicio del bien común, en bienes que son, en muchos casos, patrimonio de todos.
El presidente del Comité de Bioética de España define la ley de eutanasia como torpe, innecesaria y carente de garantías. «Existe el riesgo de que el Estado se transforme en una especie de árbitro de la vida de los ciudadanos», alerta.
Desde la Antigüedad sabemos que el miedo es un instrumento de poder. Evitemos ceder a él en estos momentos en que todo, por desgracia, nos invita a hacerlo.