Hay jinetes de luz en la hora oscura
Antonio Olivié | 11 de diciembre de 2017
Una batalla, con cañonazos, ante a los muros de una ciudad; un soldado herido que se replantea su vida en la convalecencia… Es la vida de san Ignacio de Loyola. Una historia apasionante, llena de contradicciones y obstáculos que, bien narrada, ha recibido su premio en Roma.santos
Ignacio de Loyola: soldado, pecador, santo ha recibido el premio a la Mejor Película en el Festival Internacional Mirabile Dictu, un certamen de cine católico que este año celebraba su octava edición. Se trata de una producción filipina, con un presupuesto reducido pero llevada con talento y pasión.
Que la mejor biografía de un santo español sea llevada al cine por una pequeña empresa filipina deja en un mal lugar a nuestra industria del cine. Hay decenas de historias apasionantes, de personajes que, como san Ignacio de Loyola, han influido en todo el mundo y a los que nuestros guionistas no parecen prestar atención.
El jurado del Festival Internacional de Cine Católico Mirabile Dictu ha premiado a Pablo Moreno como mejor… https://t.co/ENi16ZcoT4
— COPE Religión (@religion_cope) December 1, 2017
Lo interesante de la producción filipina, que sabe poner en escena una vida de cine, es que ha funcionado en taquilla. La recaudación oficial en taquilla ha alcanzado los 195.000 dólares solo en el mercado español, un dato que no consiguen muchas de nuestras producciones.
El que las vidas de santos, narradas con dramatismo, tienen salida en la pantalla, lo demuestran también las producciones polacas. El Mejor Documental en el festival Mirabile Dictu de este año ha sido Un hombre de Dios, que cuenta la vida de un sacerdote polaco, apóstol en Kazajstán, encarcelado por los comunistas por el mero hecho de difundir su fe.
Este año, en la Filmoteca Vaticana hemos asistido también a la presentación de Two Crowns, sobre la vida de san Maximiliano Kolbe. Conocido en todo el mundo por su ofrecimiento a morir a cambio de otro prisionero en Auschwitz, el filme descubre su extraordinaria labor en Polonia y en Japón, donde acude como misionero.
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Esta última película no entraba en concurso este año, pero demuestra cómo es posible relatar vidas de santos con profesionalidad y dramatismo. Ha contado con un presupuesto de más de 250.000 euros y seguro que será un éxito en las pantallas.
En esta nueva ola de cine católico ocupa un lugar especial el español Pablo Moreno, premiado este año como Mejor Director en los Mirabile Dictu por Luz de Soledad. La película, que narra la vida de santa Soledad Torres Acosta, sigue la estela de Poveda, con una buena ambientación y un talento narrativo que suple las limitaciones presupuestarias.
El que un certamen internacional reconozca las mejores producciones es un espaldarazo importante para muchas obras. Ahí juega un papel importante la presidenta del festival, Liana Marabini, una enamorada del cine que asegura que ayuda a «dar esperanza a la existencia de este género cinematográfico, que tiene un futuro».
El Vaticano respalda esta iniciativa privada a través del Pontificio Consejo para la Cultura, que preside el cardenal Gianfranco Ravasi. Fue él quien presidió la última entrega de premios en el Palazzo Taberna de Roma, donde recalcó que “de la luz que proyecta el cine proviene una cierta trascendencia, en definitiva una emisión de la luz suprema que proviene de Dios”.
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La luz que han transmitido las películas ganadoras del Pez de Plata, el símbolo del Festival Mirabile Dictu, está inspirada en personajes históricos que han demostrado su fe. Son vidas extraordinarias, como muchas otras, pendientes de que nuevas generaciones de productores y directores las transmitan en imágenes. El público no falta.