Hay jinetes de luz en la hora oscura
Antonio Olivié | 21 de febrero de 2017
“¿Por qué tengo que informar de todo lo que dice un ‘líder espiritual’?”. La pregunta, referida a la cobertura del papa Francisco, la formulaba una corresponsal española este mes de enero, en un encuentro con estudiantes en Roma. Hablaba de un ‘líder espiritual’, como si estuviera aludiendo a un telepredicador o un vendedor de remedios milagrosos en el lejano Oeste.
La pregunta me dejó perplejo. Me sorprendió porque, tal y como recordé en ese encuentro, he escuchado al expresidente americano, Barack Obama, agradecer al papa Francisco su papel en la reapertura de las relaciones entre EE.UU. y Cuba, tras medio siglo de enfrentamientos. Un agradecimiento que también he escuchado al dictador cubano, Raúl Castro.
Además, el pasado mes de diciembre fuimos testigos de una sorprendente cumbre, en el Vaticano, entre los dos políticos de los que depende el final del terrorismo en Colombia. El actual presidente, Juan Manuel Santos, y su predecesor, Álvaro Uribe, mantienen posturas de abierta hostilidad sobre cómo afrontar el final de las guerrillas. El Papa logró reunirlos en su despacho y les insistió en la necesidad de trabajar unidos por la paz.
La relevancia de este liderazgo espiritual, que provoca cambios sociales, es algo que han sabido apreciar autoridades de todo el mundo, creyentes o no, partiendo de Obama y llegando hasta el palestino Mahmud Abbas
Sobre la marcha, en ese encuentro con periodistas en Roma, fueron los dos ejemplos que se me ocurrieron. Son cuestiones de relevancia internacional en las que la diplomacia vaticana, con el impulso de este Papa, ha jugado un papel importante. Pero no son las únicas.
No mencioné en ese encuentro con estudiantes la ingente labor que están desarrollando las distintas entidades católicas en la crisis de los refugiados en Europa. Frente a la lentitud de la respuesta oficial y la burocracia europea, la Iglesia Católica está trabajando sobre el terreno desde el primer día a través de numerosas instituciones, empezando por Cáritas.
El mero ejemplo del Papa al desplazarse a la isla griega de Lesbos y traer a refugiados en su propio avión marca la pauta, el espíritu de acogida que deben mantener los millones de católicos en todo el mundo.
Debido a una polémica jurídica con el Vaticano, se ha hablado mucho sobre los problemas internos de la Orden de Malta. Lo que pocos han recordado es que esta institución mantiene un hospital de campaña en Kilis (Turquía), a tres kilómetros de la frontera con Siria, para atender desde el primer momento a quienes escapan de la guerra. La ayuda de los profesionales de la Orden de Malta, que cuenta con miles de médicos y profesionales sanitarios en primera línea, también está presente en el bombardeado Alepo, con un hospital para niños que han debido reinstalar en los sótanos del propio edificio para proseguir su labor.
“Pope Francis, I love. He is a good man with a warm heart and a big moral imagination.” —@POTUS on @Pontifex pic.twitter.com/wN3gI9KkEP
— White House Archived (@ObamaWhiteHouse) October 2, 2015
Son solo algunos ejemplos que demuestran los resultados concretos de un liderazgo espiritual. Y no solo del papa Francisco, ya que hay quienes tratan de oponer su actitud a la del resto de la curia o la Iglesia jerárquica. La realidad es que, sin el respaldo y la unidad de la Iglesia Católica, su mensaje quedaría en papel mojado. La importancia de ese liderazgo del papa Francisco es que se identifica con una actitud que encarnan millones de personas en todo el mundo.
La relevancia de este liderazgo espiritual, que provoca cambios sociales, es algo que han sabido apreciar autoridades de todo el mundo, creyentes o no, partiendo de Obama y llegando hasta el palestino Mahmud Abbas, que se ha reunido en el Vaticano con el Papa el pasado mes de enero. En España, a algunos, aún les cuesta reconocerlo… Espero que algún sociólogo me ayude a descubrir la causa.