Hay jinetes de luz en la hora oscura
Patricia Santos | 24 de febrero de 2017
Marine Le Pen ha visitado el Líbano esta semana. La candidata a la presidencia de Francia por el Frente Nacional fue recibida por el jefe de Estado libanés, Michel Aoun, el patriarca maronita Bechara Rai, Samir Geagea, jefe del partido de las Fuerzas Libanesas, y el jeque Abdellatif Deriane, mufti de la República del Líbano en Beirut. El título de mufti se da solo a los intérpretes de la ley Sharía, o ley islámica, asumiendo la mayor autoridad legal en el país en ciertas repúblicas islámicas.
La entrevista con el mufti fue cancelada en el último minuto ante la negativa de Le Pen a ponerse un velo en señal de respeto al jeque, a petición de sus ayudantes.
La noticia tardó segundos en alcanzar titulares en la prensa internacional. ¿Debía Le Pen haberse cubierto con el velo? ¿Está utilizando su visita con fines electorales? ¿Habrá puesto innecesariamente en riesgo las relaciones diplomáticas entre Francia y el Líbano o entre Francia y la comunidad musulmana? Como siempre, encontramos diversos niveles de análisis; se trata de una noticia que ha generado controversia y se ha interpretado de diversas maneras.
Desde el punto de vista religioso, si el velo no obliga a las mujeres musulmanas, a una europea, todavía menos… Si bien es cierto que el contexto (visita oficial de líder político a líder religioso sunita) y el lugar de la visita (Beirut) hubieran aconsejado el gesto protocolario -no religioso- de ponérselo.
La líder del Frente Nacional expresó su desacuerdo ante los medios, tras cancelarse la entrevista: «Ayer indiqué que no me pondría un velo. No anularon la cita. Creí por tanto que aceptarían que no me pusiera un velo (…) Han intentado imponerme esto, ponerme ante un hecho consumado, pero a mí no se me pone ante un hecho consumado«. O quizá se la ha puesto ante un hecho consumado para poder ponerlo en los medios y darle dimensiones de afrenta, falta de respeto, escaso tacto político… buscando así generar un cierto malestar político.
???? Je rencontre ce matin le Patriarche maronite, le Cardinal Bechara Rahi, au siège du Patriarcat à #Bkerké au #Liban. pic.twitter.com/rZnCw161K8
— Marine Le Pen (@MLP_officiel) February 21, 2017
Por su parte, la organización Dar al-Fatwa, institución encargada de emitir sentencias legales específicas para la comunidad sunita, administrar escuelas religiosas y supervisar mezquitas, presidida por el mufti Abdellatif Deriane en Líbano, declaró el martes en un comunicado que «su oficina había informado a la candidata presidencial de la necesidad de cubrirse la cabeza durante su reunión con su eminencia, según el protocolo de Dar al-Fatwa». La institución se ha declarado «sorprendida por este rechazo a conformarse a una norma bien conocida» y lamenta este «comportamiento inadecuado».
Por su parte, Le Pen, aludiendo a su pasada visita en mayo de 2015 a Egipto, donde se entrevistó con Ahmed al-Tayeb, el gran imán de Al Azhar en El Cairo, la principal institución teológica en el mundo del islam sunita adujo que en aquel momento esta autoridad no había considerado necesario pedirle que se pusiera el velo para hablar con él y que, por tanto, no tenía razón alguna para aceptar de una autoridad jerárquicamente inferior un comportamiento distinto al primero.
Sean como fueren las cosas, el malentendido ha llegado a la opinión pública revestido de disidencia, de innecesaria afrenta religiosa, de inmadurez política. Para poder dar una opinión cabal, tendríamos que saber quién de los dos dice toda la verdad. Con los datos ofrecidos solo nos queda preguntarnos quién está desafiando a quién…