Hay jinetes de luz en la hora oscura
Rafael Ortega | 04 de marzo de 2017
Es lo que se lleva en todos los niveles. Está de moda vulnerar los derechos más fundamentales. Es más, les hace gracia y se mofan de que a nosotros ciertas actuaciones no nos hagan ni siquiera sonreír. La última gala de los carnavales de Las Palmas ha sido, por ahora, la gota que ha colmado el vaso de mi paciencia y eso que normalmente soy tranquilo.
Un joven que desfila disfrazado o travestido o, como ustedes quieran llamarlo, de Virgen y de Cristo crucificado, no merece ningún respeto. Ni él ni los organizadores de la gala que de sobra sabían por anticipado de la provocación. Ahora hemos conocido que TVE ya no va a volver a transmitir ese tipo de eventos, pero como exprofesional de la casa se me antoja muy difícil entender que los realizadores técnicos del evento no supieran por anticipado de qué iba el tema. Si uno quiere ser “drag queen”, allá él y sus tacones, pero, por favor, más respeto.
Este muchacho, este “drag queen”, ha tenido su momento de “gloria mundana”. Pero lo más curioso es que su deseo es ser profesor de religión. ¡Toma ya!. Y encima me dicen que es agnóstico. Hemos perdido definitivamente el norte
El obispo de Canarias, Francisco Cases, ha lamentado “la frivolidad blasfema” de la gala y se ha preguntado” si todo vale y no hay límites a la libertad de expresión con manifestaciones que ofenden a muchas personas”. El obispo ha expresado su enorme tristeza, pues: «estoy viviendo ahora el día más triste de mi estancia en Canarias tras ver a miles de personas que coreaban, aplaudían y votaban con los teléfonos al ganador”. “Se me han llenado los ojos de lágrimas», ha confesado el obispo, que se ha preguntado también «si no hay límites para la libertad de expresión, si todo vale en las manifestaciones festivas porque nada es verdad, si no hay recursos para cortar la frivolidad blasfema que ofende a muchos ciudadanos. Tenemos mucho que pensar”.
También el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el arzobispo de Valladolid, cardenal Ricardo Blázquez, ha pedido respeto a las creencias católicas y ha insistido en que no le parecen “adecuadas” estas referencias religiosas en estas celebraciones.
Este muchacho, este “drag queen”, ha tenido su momento de “gloria mundana”. Pero lo más curioso es que su deseo es ser profesor de religión. ¡Toma ya!. Y encima me dicen que es agnóstico. Hemos perdido definitivamente el norte.
Varias asociaciones, como la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E) o nuestra querida ACdP, han condenado este vergonzoso espectáculo. “Hechos como este –dice el texto de la Asociación Católica de Propagandistas–constituyen una vulneración de los derechos a la libertad de conciencia religiosa, amparados por el artículo 16 de nuestra Constitución y suponen un flagrante olvido de la obligación de respetar las creencias y pensamientos ajenos, base de toda convivencia democrática y fundamento de la paz social”.
Pero todavía no he visto una condena o ni siquiera un mínimo texto de repulsa de organizaciones que presumen de respetar la libertad, pero que son las primeras en no respetarla en este caso.
Me dicen que el “drag queen”, el aspirante a profesor de religión, se llama Borja Casillas y que ha defendido su actuación en un ambiente de fiesta y transgresión, al tiempo que ha pedido disculpas si ofendió a alguien, aunque esta no era su intención: “Es simplemente una representación”.
El obispo de Canarias, Francisco Cases, ha lamentado “la frivolidad blasfema” de la gala y se ha preguntado ”si todo vale y no hay límites a la libertad de expresión con manifestaciones que ofenden a muchas personas”
Naturalmente, Borja, que un católico te perdona. Lo llevamos en nuestro ADN, pero antes de ponerte otra vez los “tacones” piensa muy bien lo que vas a hacer o lo que te obligan a hacer los que disfrutan con ridiculizar a lo único que no se puede ridiculizar, como son las creencias religiosas. Espero que no te subas en los “tacones” vestido de Mahoma. Vamos, te lo digo por tu bien.
Vulnerar derechos de los demás supongo que es muy fácil. No hacerlo se mama desde niño. Realmente no sé que habrán pensado los padres de este “drag queen”. Por mi parte, respeto a los “tacones”, pero el mismo respeto pido para los que profesamos la Fe. La verdadera.