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Religión

Acoger, promover e integrar . La respuesta católica frente al drama de los refugiados

Rafael Ortega | 16 de junio de 2018

Religión

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El drama de los refugiados y sucesos como el del barco Aquarius hacen necesaria una postura firme por parte de la Iglesia. El papa Francisco da la clave con solo tres palabras: acoger, promover e integrar. «Fui forastero y me acogiste», dice el Evangelio. 

Acoger, promover e integrar. Estos tres verbos recogidos del Mensaje de Paz de este año que nos dirigió el Papa deben ser la guía que nos acompañe ante la tragedia del barco Aquarius, que va a llegar a Valencia con 629 inmigrantes a bordo, de 26 nacionalidades diferentes.

En estas últimas horas he oído opiniones de todos los gustos sobre la posición del Gobierno español, que ha decidido acoger a estos emigrantes. Desde “y después de este barco, ¿qué?» hasta “somos los tontos de la Unión Europea”, han sido frases que han pronunciado personas que viven o trabajan cerca de mí. La respuesta por mi parte no puede ser otra que aquella de Jesús recogida por el evangelista Mateo: “Cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo”.

El Aquarius hace estallar el problema de la inmigración en una Europa desorganizada

Hace unos quince días, tuve la oportunidad de pronunciar una conferencia en la ciudad chilena de Antofagasta sobre la problemática de la inmigración, durante las Jornadas del XIV Congreso Católicos y Vida Pública que ha organizado la Universidad de Santo Tomás. Chile vive también la llegada masiva de migrantes procedentes de Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela y Haití, país este último de donde llegaron 200.000 personas. Al inicio de la conferencia, dije tres palabras y pregunté a los asistentes si sabían lo que significaban. Fueron “patera”, «cayuco” y “concertina”. Nadie de los presentes sabía la respuesta.

Tres palabras, para nosotros los españoles muy conocidas, y que muchas veces, o casi todas, hacen que las autoridades -gobierne quien gobierne- miren para otro lado. Sobre todo, creo, con el cinismo de poner el grito en el cielo ante la tragedia del Mediterráneo, esa “tumba de agua”, y callar ante las “concertinas” que cortan y hieren los cuerpos de los que tratan de saltar las vallas de Ceuta y de Melilla.

La Iglesia española, por supuesto y como se esperaba, no se ha callado y todos los obispos han cerrado filas con los refugiados del Aquarius. Los cardenales Carlos Osoro y Antonio Cañizares y el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, han sido la “punta de lanza” de estos mensajes de acogida.

El tuit de Gil Tamayo ha sido sencillo y explícito: “La acogida en el puerto de Valencia de los inmigrantes a bordo del Aquarius es un buen gesto de solidaridad de España que nos alegra. El Papa nos pide, en su Mensaje de Paz de 2018, acoger, promover e integrar a los inmigrantes”. Por su parte, el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, ha manifestado que “por encima de las disposiciones legales y de los supuestos económicos está siempre primero la humanidad y la dignidad de ser personas”.

La acogida en el puerto de Valencia de los inmigrantes a bordo del #Aquarius es un buen gesto de solidaridad de ?? que nos alegra. El Papa nos pide en su Mensaje de la Paz de 2018 acoger, proteger, promover e integrar a los inmigrantes. pic.twitter.com/lHyi9jYdsd

— José M. Gil Tamayo (@jmgilt) June 11, 2018

Son solo dos ejemplos de representantes de la jerarquía, pero nos hablan muy bien y mucho de la gran preocupación de la Iglesia por este tema. Como también la preocupación expresada por Cáritas. La organización de la Iglesia nos dice claramente que “se posiciona sin titubeos al lado de esas personas que son testigos de muerte, sufrimiento y dolor». Las biografías de esas 600 personas que viajan a bordo del barco son similares a las que cada día se viven en escenarios como Tarifa, el Tarajal, las vallas o Siria.

Este goteo intolerable de situaciones inhumanas pone en evidencia el fracaso de unas políticas migratorias orientadas exclusivamente al control de flujos, que Cáritas y otras organizaciones de la Iglesia han denunciado reiteradamente y ante las que proponemos un modelo alternativo basado en el respeto de los derechos humanos de las personas en situación de movilidad y el establecimiento de vías seguras de acceso a nuestros países.

Por este motivo, Cáritas reitera su disponibilidad a sumar sus esfuerzos en la eventual acogida de estos migrantes en nuestro país, en el marco de un modelo humanitario basado en la protección, la promoción y la integración a medio y largo plazo. Asimismo, llama a toda la ciudadanía a actuar con generosidad, diligencia, sabiduría y amplitud de miras ante los numerosos desafíos planteados por las migraciones contemporáneas, que quedan tan patentes como en el caso de este buque.

Urgimos a los Gobiernos de la UE a que asuman los retos y oportunidades que las migraciones plantean, y abandonen esa visión que es la que ahora marca las prioridades, como son el control de flujos o la externalización de fronteras.#MigrantesConDerechoshttps://t.co/pkjMeSnkxc

— Cáritas Española (@_CARITAS) June 12, 2018

Urge, además, a todos los Gobiernos de la Unión Europea a que asuman desde una óptica humanista los retos y las oportunidades que las migraciones plantean, y a que abandonen esa visión que es la que ahora marca las prioridades, como son el control de flujos, la externalización de fronteras o la condicionalidad de la ayuda para el desarrollo. Se trata de un desafío global que trasciende las fronteras de los países miembros y que, como reto comunitario, no puede ser objeto de transacción política ni de contiendas electorales teñidas de insolidaridad o intereses a corto plazo. Al contrario, el periplo del Aquarius afecta a la dignidad y a los derechos de todos nosotros y no solo de quienes viajan a bordo del barco, lo que reclama activar en Europa una mirada a largo plazo, para que incida de raíz en las causas de las migraciones forzadas.

Un duro comunicado que compartimos de principio a fin, al mismo tiempo que volvemos a recordar las palabras del Evangelio: “Fui forastero y me acogisteis”. O lo que es lo mismo: “Acoger, promover e integrar».

Ilustración de portada: Pablo Casado
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