Hay jinetes de luz en la hora oscura
Ana Samboal | 20 de junio de 2018
El frío, la soledad y una cámara de vigilancia fueron los compañeros de Luis Roldán durante los once años que cumplió condena en la cárcel de Brieva. El exdirector de la Guardia Civil ha sido el preso varón más célebre hasta que ha llegado Iñaki Urdangarin, el primer miembro de la familia real que ingresa en prisión. Esa soledad de la que se quejaba Roldán en sus entrevistas, ya como hombre libre, será probablemente una de las razones por las que ha escogido este centro. Porque la prisión de Brieva es un centro de mujeres. Por sus pasillos y patios han pasado célebres etarras como «la Tigresa» o asesinas como «la dulce Neus», pero pocos hombres han penado en ella sus condenas y la mayoría lo ha hecho de forma temporal.
Urdangarin no tendrá compañeros que cuenten después sus miserias e intimidades por un puñado de billetes en cualquier canal de televisión. Difícilmente veremos también imágenes robadas del que fue duque de Palma en las rutinas diarias de cualquier condenado, como las de Luis Bárcenas u Oriol Junqueras, que han recorrido todas las redacciones de los medios de comunicación. Y, lo que es quizá más importante, será prácticamente imposible detectar las visitas a las que tiene derecho la infanta Cristina. A pesar de que la prisión está situada a pocos metros de la entrada del pueblo, no se avista desde la cercana carretera que enlaza Ávila y Madrid. La hermana del Rey tampoco tendrá que cruzarse con los familiares de las presas que cumplen condena, el módulo destinado a los hombres es el primero que se encuentra nada más cruzar la entrada.
Si la soledad será inevitablemente su fiel compañera, de lo que no podrá quejarse Iñaki Urdangarin es del frío. Al menos, mientras permanezca en el interior del recinto, porque tendrá también a su disposición un patio de unos veinticinco metros en el que podrá practicar deporte. Y no porque esté de sobra acostumbrado a las bajas temperaturas después de vivir varios años en Ginebra o porque la zona no sea una de las más gélidas de la ya de por sí fría ciudad de Ávila. Hace ya meses, contaban los vecinos del pueblo que se estaban haciendo obras en el interior de la prisión para poner al día la obsoleta instalación de la calefacción, que databa del año 1989, en el que se construyó el centro. Es por esas obras por lo que en el entorno de la Venta de la Miel, en la que comen y toman el café lugareños y trabajadores del polígono colindante de Vicolozano, esperaban desde hace ya tiempo al ilustre preso.
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La elección de la prisión de Brieva no parece casual, muy al contrario. Está a apenas hora y media de distancia del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, por lo que la infanta podrá desplazarse con relativa rapidez hasta allí, y, como centro de alta seguridad, garantiza la protección y privacidad del reo. Pero es que, además, en la zona cuentan con vivienda amigos íntimos de la familia que puedan prestar ayuda a los Urdangarin-Borbón en caso de que lo necesiten. La infanta Elena ha presenciado en más de una ocasión las procesiones de Semana Santa desde el balcón de la casa que posee una de sus más íntimas confidentes en el centro de la ciudad de Ávila. Así que, aunque en las últimas semanas han circulado rumores y fotografías de otras cárceles como posible destino, parecen más una información filtrada intencionadamente para desinformar o despistar a la prensa. Todo apunta a que la elección de Brieva como el centro penitenciario destinado a que el ilustre reo cumpliera condena estaba decidida hace ya mucho tiempo, cuando se vislumbraba ya que su condena era inevitable. Es posible que fuera una de las reseñas en la carpeta en la que hicieron el traspaso de poderes hace un par de semanas los ministros del Interior.
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