Hay jinetes de luz en la hora oscura
Fernando Rayón | 02 de octubre de 2017
No ha habido en la historia reciente de España una visita oficial del presidente del Gobierno español a la Casa Blanca con la trascendencia de la que acaba de hacer Mariano Rajoy a Donald Trump. Y tampoco, desde la etapa de José María Aznar, hubo una sintonía tan clara entre un jefe del Gobierno español y el presidente de los Estados Unidos. Apenas 24 horas, con noche incluida, pero que dejan un balance más que positivo. Trump y Rajoy
Se trataba de la decimosexta visita de un presidente del Gobierno español a la Casa Blanca, algo que hacía pensar a priori en algo protocolario. Era también la segunda del propio Mariano Rajoy que, en 2014, ya había sido invitado por Barack Obama. Atrás quedaba la única de José Luis Rodríguez Zapatero en sus nueve años de gobierno. La estúpida sentada ante la bandera de los Estados Unidos en el desfile español de las Fuerzas Armadas y, sobre todo, la retirada de Iraq de las tropas españolas en 2004 habían sido una ofensa difícil de digerir, incluso para un presidente demócrata. Y, entonces, ¿dónde estuvo su importancia? Pues no en las referencias de Trump a Cataluña que llenaron los titulares del día siguiente, sino en el fondo y forma de la reunión. Empecemos por lo segundo.
En las relaciones diplomáticas, el protocolo lo es todo. Y Trump y Rajoy escenificaron en la Casa Blanca la sintonía actual entre los gobiernos de Estados Unidos y España. Trump, auténtica bestia negra para los socialistas españoles, tuvo palabras más que amistosas para Rajoy: “Tengo un gran respeto por vuestro presidente y tengo un gran respeto por vuestro país». Rajoy no quiso ser menos y recordó que ambos gobiernos y países «comparten intereses y valores”. El ambiente era tal que en ningún momento surgió el reproche hacia algo que al presidente estadounidense preocupa: los gastos de defensa. España destina apenas un 0,92% de su PIB, lo que la sitúa en el tercer puesto –por detrás de Bélgica y Luxemburgo- de los países que menos aportan a la OTAN. Pues bien, Trump no solo eludió este asunto, sino que recordó que España ha formado y entrenado a 30.000 miembros de las fuerzas de seguridad de Iraq y agradeció «la amabilidad» de los españoles hacia los soldados estadounidenses destacados en nuestro país. Guante blanco. Y así las cosas, Rajoy se vino arriba y no solo reclamó más coordinación en la lucha contra el terrorismo, sino que recordó que «desde hace muchos años, las empresas españolas han apostado por Estados Unidos» y que unas 600 compañías «están generando unos 96.000 puestos de trabajo estable y de alta calidad» en el país de Trump.
Las formas se completaron con gestos poco habituales en las visitas de los anteriores presidentes. Durante las dos horas que Rajoy pasó en la Casa Blanca, hubo tiempo para posar en el despacho oval, celebrar un almuerzo de trabajo –donde se sirvieron platos con sabor español- y hacer una declaración conjunta en el Rose Garden, una auténtica novedad en lo que a las visitas presidenciales españolas se refiere. Rajoy se hospedó, además, en Blair House, la residencia vecina a la Casa Blanca que el presidente de Estados Unidos ofrece a algunos dirigentes internacionales en visitas oficiales y que Rajoy reestrenó tras un largo periodo en obras.
Agradezco la cálida acogida del presidente @realDonaldTrump en la Casa Blanca. Continuaremos colaborando en beneficio de nuestros países pic.twitter.com/0QPCWTWKtT
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) September 26, 2017
Pero, aunque el fondo del encuentro no era Cataluña, Trump quiso también echar un mano a Rajoy y, de manera bastante moderada, dejó frases para la historia: “Yo creo que España es un gran, gran país y debe permanecer unido», dijo Trump, que recordó que hablaba «como presidente de Estados Unidos»; o un «me gustaría que España siguiera unida». Y remató: «Creo que el pueblo de Cataluña se quedará en España, creo que sería una tontería no hacerlo». El secretario de Defensa de Estados Unidos completó la faena explicitando su apoyo al Gobierno español en Cataluña.
?? "Trump aspira a pasar a la historia por enterrar al castrismo". Por Pedro González.https://t.co/QPFepImvMN
— El Debate de Hoy (@eldebatedehoy) June 28, 2017
¿Y cuál era el fondo? Pues, fundamentalmente, Venezuela y Corea del Norte. A pesar de que los periódicos pasaron casi de puntillas por estas informaciones, Trump y Rajoy aprovecharon la ocasión para mostrar su acuerdo en la necesidad de sanciones, aunque con una matización notable en el caso de España: no apoyar una eventual acción militar estadounidense contra ninguno de esos países. Por supuesto que este matiz quedó oculto ante la exhibición de amistad entre España y Estados Unidos, pero la realidad es que el apoyo de nuestro país a estas políticas de Trump fue claro. Y es que, aunque Rajoy vivió el martes pasado en Washington unas vísperas del referéndum catalán, la política americana está en otra cosa. Queda la buena sintonía de los dos líderes –algo que no ocurría desde Aznar- y también que los intereses de Estados Unidos en España son tan fuertes que, incluso, le hacen olvidar otros reproches.
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