Hay jinetes de luz en la hora oscura
Miguel Ángel Gozalo | 21 de enero de 2019
La carrera para las elecciones, que algún día llegarán, lo quiera o no Pedro Sánchez, ya está en marcha. Se parece a una maratón desordenada en la que los corredores salen atropellados. Las tres citas de 2019 -municipales, autonómicas y europeas-, que si se celebraran a la vez conformarían, allá por mayo, «cuando hace la calor», un domingo mágico, ya han activado la maquinaria electoral. Pero no importa que se celebren por separado: los partidos ultiman las listas, que son para todo aspirante la hora de la verdad. El que hace las listas es el dueño del partido y, si puede, se convierte en el dueño del país, con derecho a Falcon.
El Gobierno de Pedro Sánchez: feminista, europeísta, con astronauta y todo
Como la política tiene mucho de espectáculo, esas listas tienen que adornarse todo lo posible en busca del llamado tirón electoral. ¡Ah, el famoso tirón! Pero eso, ¿que es? ¿Cómo se adquiere? Es el momento de los rumores, antecedentes de las listas definitivas. Dentro del partido están los que creen que han hecho méritos para estar ahí, en la primera línea de fuego, y que su fidelidad será recompensada. Fuera, algunos fichajes que piden también su cuota.
Es lo que ha pasado con Ruth Beitia, campeona olímpica de salto de altura, la española que más alto ha llegado en materia de brincos, a la que Pablo Casado ha designado para disputarle al incombustible Miguel Ángel Revilla (con su mariachi) el cetro de Cantabria. En cuanto ha abierto la boca, su formidable brillo deportivo ha quedado en entredicho. Ya está retirada, pero si ahora quisiera competir sobre el tartán, seguro que recibiría abucheos. Ya decía Mariano José de Larra que «España es un país en el que un zapatero se pone a hacer relojes y los hace mal, y ya no se le deja hacer zapatos».
Espero haber aclarado este malentendido y lamento profundamente que los nervios del directo me hayan jugado una mala pasada. Espero que todos nos centremos ahora en lo importante, que es defender los derechos de las mujeres, y no en anécdotas como la de esta mañana
— Ruth Beitia vila (@Ruthypeich) January 11, 2019
La política tiene sus reglas y no admite «los nervios en directo», que es la excusa que ha puesto la excelente deportista para justificar el haber equiparado el maltrato animal con la violencia de género («Me he expresado mal y se ha entendido algo diferente a lo que quería decir», se ha apresurado a añadir, y hay que creerla), pero tiene que hacer un cursillo rápido de inmersión política si no quiere repetir esos errores de principiante. Ya hemos tenido bastantes becarios en esta tarea esencial. Es célebre la frase del presidente francés George Pompidou a uno de los ministros de su máxima confianza, Couve de Murville, que llegó a presidente del Consejo y que se refugiaba en su «estado de ánimo», decaído por una campaña contra la memoria de Charles de Gaulle, para mostrar cierta apatía: «Los ministros no tienen estado de ánimo».
En la frase de Pompidou se resume la esencia de la política: el político tiene que mostrar resolución, preparación y talento a la hora de enfrentarse a los problemas. Entusiasmo y perseverancia, como tituló Pablo Neruda su primer escrito. Hay que manejar la mano izquierda, como los grandes toreros, y se permite exhibir sentimientos si no se cae en la demagogia.
Pero no todo el mundo sirve para desempeñar este oficio descarnado, aunque los artistas invitados a las listas complementen la oferta, como ya se empieza a ver en este arranque de campaña. El caso de Beitia no es nuevo, ni mucho menos. Otros muchos la han precedido. El gran Pelé, futbolista de leyenda, fue ministro de Deportes en Brasil y el ajedrecista Garri Kasparov encabezó la oposición a Vladimir Putin. Dos afamados atletas sorianos, Fermín Cacho y Abel Antón, entraron en los ayuntamientos de Soria y de Andújar, uno con el PSOE y el otro con el PP. Porque este partido en trance de renovación siempre ha contado con destacados atletas en sus filas: Colomán Trabado, diputado en la Asamblea de Madrid; Marta Domínguez, senadora; Manolo Martínez, concejal en León…
Aunque el Partido Popular no está solo en la búsqueda de candidatos conocidos que entran en política después de haber desempeñado otros quehaceres con cierto relumbrón. Los demás partidos también frecuentan esos caladeros. Javier Imbroda, ex seleccionador nacional de baloncesto, es el nuevo consejero de Educación y Deporte del Gobierno andaluz. Ciudadanos ya tiene en el Congreso de los Diputados al actor Toni Cantó y a la escritora Marta Rivera de la Cruz.
Pero en la política, a la que algunos acuden pensando que puede ser la continuación del éxito por otros medios, las cosas no son fáciles. La improvisación que acompañó a la Transición ya no se perdona. La rutina es la fatiga de los metales que arman las estructuras políticas. Las sorpresas son tan indispensables como en el roscón de Reyes.
Porque la política es alta competición, eso en lo que ha brillado tan arrolladoramente Ruth Beitia con sus saltos. En el atletismo, el esfuerzo se traduce en precisión y el talento tiene que acompañarse de paciencia e inmensa atención. Ahora Ruth Beitia ya sabe lo que le espera.
Quim Torra ha ordenado descolgar los lazos amarillos de los edificios públicos. El presidente de la Generalitat dispara para seguir haciendo ruido y se esconde tras el humo. Sánchez no da la cara y es el Poder Judicial el que defiende el Estado de derecho.