Hay jinetes de luz en la hora oscura
Juan Pablo Colmenarejo | 11 de mayo de 2018
Cuando Mariano Rajoy rescata del baúl de los recuerdos la palabra “aprovechategui” demuestra tener más de un trienio de servicio tanto en la política en particular, como en la vida en general. La palabra en cuestión no aparece en el diccionario de la RAE, pero la Academia de la Lengua Vasca la da por válida, aunque escrita de otra forma. “Aprobetxategi” es un término que forma parte de lo que despectivamente se llama “euskañol” y se refiere a aquel individuo que saca ventaja de una situación. Dicho en español, estamos ante la nominación de un ventajista. El presidente del Gobierno le soltó el sustantivo al líder de Ciudadanos en un debate que rompe y rasga la relación entre ambos de manera definitiva. Ni se llevan, ni se entienden.
La encuesta del CIS ha terminado por henchir el pecho electoral de Albert Rivera hasta el punto de salir al pasillo del Congreso anunciando a los cuatro vientos que “hasta aquí hemos llegado”, después de ser abofeteado por Rajoy al comparar su pellizco constante con la lealtad del PSOE. Rivera estaba esperando un pretexto para una ruptura que, en realidad, provoca él cuando da la orden de no ceder un diputado al PP, impidiéndoles la formación de un grupo parlamentario en el Parlamento autonómico de Cataluña. Entonces, ni siquiera Inés Arrimadas le cogía el teléfono a la vicepresidenta del Gobierno. Es en esas semanas de enero cuando Ciudadanos echa el freno después de cantar victoria y se pone como objetivo sustituir al PP en toda España. Rajoy ve la jugada desde el primer momento y espera a que Rivera salte, como ha ocurrido en la sesión de control al Gobierno del miércoles 9 de mayo. Después de señalar al PP como un partido corrupto, la segunda oleada del ataque naranja es la falta de firmeza del PP contra el independentismo catalán. El Gobierno no ha recurrido el voto delegado de Carles Puigdemont y Antoni Comín por dos razones de peso proporcionadas por la Abogacía del Estado. Primero, porque no se puede suplantar a los grupos parlamentarios catalanes en la presentación del recurso sobre una decisión interna de la Cámara. Y, en segundo lugar, y aquí está el epicentro de la decisión, la situación de Puigdemont y Comín, controlados por jueces alemanes y belgas, los iguala a los presos preventivos en España.
Todos ellos, incluidos los fugados de España, están bajo control judicial y, en el caso de los dos escapados, pendientes de la resolución de una euroorden. Si pueden votar los de Estremera por delegación, pueden hacerlo los que están en libertad controlada por la justicia en Alemania y Bélgica. Por mucho que se empeñe Rivera, el Gobierno no podía permitirse una derrota en un Constitucional dividido. El líder de Ciudadanos sabe que su subida en las expectativas de voto se debe al tirón de Cataluña. Por eso, ahora que se va a acabar la aplicación del articulo 155 se distancia y señala al PP como colaboracionista con el independentismo.
Hay que recordar cuál era la posición de Ciudadanos antes del 27 de octubre, fecha de la votación en el Senado de la propuesta del Gobierno para intervenir en la autonomía. Inés Arrimadas y el resto de dirigentes de Ciudadanos querían unas elecciones anticipadas pero con Puigdemont en funciones. Su propuesta era aplicar el artículo 155 solo para poner la fecha electoral, dejando a los separatistas el control de los resortes de la autonomía. Ahora, Ciudadanos le reprocha al Gobierno haber sido blando cuando fueron ellos, junto con el PSOE, quienes limitaron el alcance de la actuación. La ventaja de Rivera en las encuestas es fruto también de ese ventajismo, «aprovechategui» que dice Rajoy, de no estar en el Gobierno y, por lo tanto, no padecer el desgaste de quien toma la decisión con más o menos ánimo pero yendo hacia delante, aunque fuera tarde y a rastras. Cuando se aprueben los Presupuestos, con Ciudadanos y el separatismo del PNV a la vez, empezarán las hostilidades del PP con Ciudadanos. Rajoy no se cree las encuestas pero en determinadas zonas de España, como las autonomías mediterráneas y Madrid, la sensación de que los naranjas se llevan por delante al partido de la encina, antes charrán, es más que un análisis demoscópico. El tiempo quita y da razones. Rajoy es un alquimista de cada minuto. No tardaremos en saber si esta vez vuelve a acertar, o no.
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