Hay jinetes de luz en la hora oscura
Jorge del Corral | 20 de julio de 2018
Ni cien, ni cincuenta: cuarenta días le han bastado a Pedro Sánchez para alborotar el gallinero nacional. En estos primeros días del Gobierno Sánchez, se ha anunciado, por boca de las respectivas «miembras» y miembros del Consejo de Ministros y Ministras, que desmontará con urgencia la LOMCE para quitar peso a la educación concertada; que negociará unilateralmente con la Generalitat de Cataluña los asuntos que afecten a esta comunidad, después de reunirse con Quim Torra y mientras este mantenía su veto a que el Rey visite Cataluña y le refrotaba el lacito amarillo que lució altanero durante las dos horas de paseo por las dependencias de Moncloa, atestadas hasta la azotea de altos cargos; que para que no haya delito sexual tendrá que haber consentimiento expreso a copular, arrasando con la presunción de inocencia y aumentando la venta de papel timbrado; que las empresas tendrán que pagar más impuestos, poniendo en peligro la subida salarial acordada entre sindicatos y patronal porque las compañías verán alterada su cuenta de resultados; que habrá nuevos gravámenes a la banca, encareciendo los créditos al consumo, que ya son un 60% más altos que la media de la Eurozona; que implantará la “tasa Google” de forma inminente; que prohibirá amnistías fiscales; que permitirá aumentar en 2.400 millones el gasto de las autonomías.
10 veces en las que Pedro Sánchez pidió que se publicara la lista de la amnistía fiscal o prometió publicarla cuando llegara al Gobiernohttps://t.co/yJ1pp1mB3g
— Maldita.es (@maldita_es) July 14, 2018
En los primeros días del Gobierno Sánchez también se ha hecho público que la renovación del Consejo General del Poder Judicial y la designación del Fiscal General del Estado se someterán a concurso público y participación ciudadana y de colectivos profesionales; que en RTVE mandarían Podemos y los independentistas, merced a un decreto ley (frustrado in extremis por el voto contrario de un anónimo parlamentario de las filas gubernamentales); que se declara la guerra al diésel, pero sin que afecte a autónomos y profesionales; que se extenderá el bono social al gas y al agua, además de a la electricidad, se eliminarán los copagos farmacéuticos a los pensionistas “de mayor vulnerabilidad”, se recuperarán la universalidad de la asistencia sanitaria y las cotizaciones a la Seguridad Social de las cuidadoras no profesionales de la ley de dependencia; habrá una estrategia de apoyo a las familias vulnerables y se remitirá un proyecto de ley contra la violencia en la infancia; que se cerrarán las centrales nucleares cuando cumplan 40 años para que toda la energía sea limpia; que se construirán 20 mil viviendas para alquiler social, se mejorarán las ayudas al arriendo para jóvenes y se ampliará de tres a cinco años el plazo obligatorio de prórroga de los inquilinatos; que se eliminará la “tasa rosa” de los productos de higiene femenina; que se reescribirá la Constitución para adecuarla a un “lenguaje inclusivo”; que se cambiará la Ley de Memoria Histórica para anular sentencias franquistas, se creará una “Comisión de la verdad” que juzgue los delitos de ese régimen y, en fin, que saldrán los restos de Franco del Valle de los Caídos “en muy breve espacio de tiempo”.
Con esta heterogénea agenda, ejemplo de ingeniería social y presión fiscal, Sánchez da vueltas al puré de sus primeros días de Gobierno con la receta que ha prescrito su jefe de Gabinete y politólogo de cabecera, Iván Redondo, para convocar elecciones en cuanto la pitanza esté lista para servirla y renovar los apoyos con los que seguir siendo inquilino en Moncloa. Algunos anuncios son meros brindis al sol, porque no tendrán el beneplácito de la sopa de letras que lo aupó y arrojó a Mariano Rajoy y al PP a las tinieblas, pero otros verán la luz del BOE sin pasar por el Congreso y brillarán entre Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Aitor Esteban, Gabriel Rufián, Carles Campuzano y Marian Beitialarrangoitia, luceros del firmamento sanchista.
Sánchez y Torra alimentan el fuego de la brecha bilateral . Cataluña roza el no retorno
Esta “agenda del cambio para gobernar con la ciudadanía y no contra la ciudadanía” (Sánchez dixit) se acompañará de “un paquete de medidas fiscales de nueva creación” y un aumento del déficit en cinco décimas en 2018 y de otro tanto en 2019, “una magnífica noticia” para María Jesús Montero, ministra de Hacienda. El dietario y la “magnífica noticia” para financiarlo se salpicó en el plato patrio el día en el que Sánchez se estrenó en una cumbre de la OTAN y auguró al descortés Donald Trump que asume los compromisos de Rajoy de alcanzar en 2024 el 2% del PIB en Defensa. Fue la manera salerosa de despistar al personal con pienso electoral e ideológico mientras propagaba la frase subliminal: «Yo doy largas al bruto de Trump porque no quiero gastar en armas sino daros más dinero a vosotros, mis futuros votantes».
Quim Torra ha ordenado descolgar los lazos amarillos de los edificios públicos. El presidente de la Generalitat dispara para seguir haciendo ruido y se esconde tras el humo. Sánchez no da la cara y es el Poder Judicial el que defiende el Estado de derecho.