Hay jinetes de luz en la hora oscura
Carlos Cuesta | 21 de febrero de 2019
El largo catálogo de cesiones que el presidente ha hecho a los radicales con tal de seguir en La Moncloa será un mal cartel para obtener el voto constitucionalista.
Efectivamente, el 1-O no sucedió durante el mandato de Pedro Sánchez. Y efectivamente, como el aún presidente dijo, fue a Mariano Rajoy a quien le hicieron dos golpes de Estado -uno en 2014 y el otro en 2017-.
Pero sí será a él, a Sánchez, a quien le persiga el juicio del 1-O durante todo el rally electoral: porque, precisamente tras esos golpes de Estado, fue él quien se apoyó en esos golpistas -reconocidos y procesados- para gobernar, negociar y humillar al propio estado de derecho con cesiones de dinero, cesiones en la acusación de la Abogacía del Estado, cesiones en la ubicación de los presos, cesiones en la promesa de “modelos canadienses”, cesiones con los relatores, etc.
La sombra del juicio del 1-O será alargada. Y tapará a Pedro Sánchez. El presidente socialista lo sabe, y por eso se ha ido urgentemente a elecciones: para evitar que no solo le golpee el juicio, sino también los disturbios y muestras de rebeldía posteriores que provocarán -con toda seguridad- sus propios y actuales socios en las calles catalanas. Porque los españoles lo culpan a él, efectivamente, no de haber soportado los golpes de Estado, pero sí, también evidentemente, de haberle dado lo mismo la evidencia de esos golpes y haber preferido entablar todo un catálogo de cesiones con los radicales con tal de hacerse con el sillón de La Moncloa.
https://eldebatedehoy.es/politica/el-gobierno-de-sanchez-en-diez-palabras/
El juicio del 1-O desvelará que Mariano Rajoy no controló como debía las finanzas públicas, que acabaron siendo empleadas para financiar la maquinaria separatista. Que cuando Cristóbal Montoro afirmaba que no habría referéndum ilegal porque los golpistas no habían podido usar “ni un euro” público no estaba diciendo la verdad.
Y, más allá del juicio, se verá que cuando se aplicó el 155 se cometió el enorme error de tener los complejos por bandera y buscar un ridículo consenso que nada tenía que ver con la valentía que exigía el momento y el desafío separatista. Y todo eso caerá como crítica electoral en la espalda del PP de Mariano Rajoy. Es decir, de un líder que ya no está.
No será gratuita esa crítica para el PP de Pablo Casado. Por supuesto que una parte de esa mochila afectará al resultado del PP que salió de las primarias. Pero Casado siempre podrá argumentar que él hubiera tomado otra decisión y, sobre todo, que se negoció antes del gran golpe: el que juzga, el del 1-O.
Pero quien no podrá argumentar nada de eso será Pedro Sánchez. Porque él trazó las cesiones con pleno conocimiento de todo lo citado. Incluido, por supuesto, con pleno conocimiento de los enormes errores en la gestión del golpe de estado cometidos por Mariano Rajoy.
Los electores, incluidos parte de los suyos clásicos, le recordarán que metió en los presupuestos tumbados 2.251 millones en regalos a la Generalitat de Quim Torra; que ha permitido que el Fondo de Facilidad Financiera acepte otro regalo adicional de 8.071 millones de euros; que expulsó a Edmundo Bal como representante de la acusación de su Abogacía del Estado en el juicio del 1-O para forzar una rebaja del delito de rebelión al de sedición en los cargos de los golpistas; que permitió que los presupuestos de toda España se negociaran desde la prisión de los golpistas; que aceptó reunirse con Torra bajo la imagen de los denigrantes lazos amarillos; que nunca se levantó de la mesa de negociación pese a recibir la exigencia de interferir en la Justicia y de hacer las reformas constitucionales necesarias para conceder la independencia a una parte de España; que aceptó hablar de indulto (como confirmó el propio Miquel Iceta); y que negociaba ya la entrega del control de los jueces de vigilancia penitenciaria a Cataluña para que pudiesen soltar a los golpistas una vez condenados; y que, en definitiva, todo valía con tal de seguir él en La Moncloa.
Y eso será un mal cartel para alguien que pretende obtener ahora el voto constitucionalista, pese a haber sido el eje de actuación de proetarras, podemitas, separatistas y golpistas.
Quim Torra ha ordenado descolgar los lazos amarillos de los edificios públicos. El presidente de la Generalitat dispara para seguir haciendo ruido y se esconde tras el humo. Sánchez no da la cara y es el Poder Judicial el que defiende el Estado de derecho.