Hay jinetes de luz en la hora oscura
Rafael Ortega | 03 de abril de 2017
Una breve noticia que en el fondo recoge la labor del “gran hombre de la Transición”, como me gusta calificarlo pues, entre otras cosas, luchó desde el anterior régimen para que llegara la democracia a España, a la sombra de otro gran hombre de nuestro país y también miembro de la ACdP, como fue Fernando María Castiella, del que recibió consejos y vivencias que hicieron posible también que Marcelino fuera uno de los impulsores del grupo Tácito, tan unido a nuestra Casa.
Marcelino siempre siguió los consejos de su madre y no guardó rencor a nadie ni a nada. Su madre fue su guía siempre
Marcelino, hombre de una vitalidad envidiable, nació en una familia vasca. Fue hijo póstumo, pues su padre, Marcelino Oreja Elósegui, diputado tradicionalista por la provincia de Vizcaya, fue asesinado en Mondragón, en la Revolución de Octubre de 1934. Antes, su padre colaboró con don Ángel Herrera Oria en el lanzamiento de El Debate. Fue enviado por él a Estados Unidos para que estudiara la maquinaria más moderna e idónea para el gran diario que quería don Ángel.
Marcelino siempre siguió los consejos de su madre y no guardó rencor a nadie ni a nada. Su madre fue su guía siempre y, cada vez que volvía de su trabajo diario, pasaba antes por la casa de su progenitora para darle un beso y contarle las vivencias diarias. Se licenció en Derecho en la Universidad de Salamanca, se doctoró en 1960 por la Universidad de Madrid, con Premio Extraordinario, y completó su formación en Alemania y Gran Bretaña. Ingresó en la Carrera Diplomática en 1960 e inmediatamente el ministro Castiella se dio cuenta de su valía y le hizo miembro de su gabinete para, desde 1962, ser director del mismo entre 1962 y 1970.
En 1970 fue nombrado director de Relaciones Internacionales del Banco de España, cargo que ejerció hasta 1974, año en que fue nombrado subsecretario de Información y Turismo y, en 1975, subsecretario de Asuntos Exteriores. Adolfo Suarez, en aquel gobierno de “penenes”, lo escogió para la cartera de Asuntos Exteriores el 7 de julio de 1976 y participó en sucesivos gabinetes de Suárez hasta el 9 de septiembre de 1980. Desde ese mismo año tiene la categoría de embajador de España.
Paro aquí este repaso biográfico de Marcelino, pues debo contar que fue el hombre que impulsó el cambio del Concordato por los Acuerdos Iglesia-Estado que incluían la renuncia del rey a la presentación de obispos. Como corresponsal aquellos años de Radio Nacional de España en el Vaticano, viví intensamente los viajes de Marcelino a la Ciudad Eterna y tuve el privilegio de alguna confidencia o alguna entrevista en exclusiva.
Es más, su bondad, su hombría y su entrega a los demás quedaron demostradas de nuevo cuando, en el verano de 1977, durante el Ministerio de Jornada que transcurría en San Sebastián, alguien disparó contra la residencia ministerial de La Cumbre, situada en la cuesta de Aldapeta de la ciudad donostiarra, y Oreja quiso salir al jardín para ver si alguien había resultado herido, sin importarle su propia seguridad personal. Este hecho lo viví en primera persona, pues yo me encontraba allí.
Como parlamentario, Marcelino Oreja ha sido senador por designación real en las Cortes Constituyentes, en 1977, y diputado de Unión de Centro Democrático por Guipúzcoa, en 1979, y por Álava, en 1982 y 1993. En 1980, fue delegado del Gobierno en el País Vasco con categoría personal de ministro y, en 1993, presidió la Comisión Mixta Congreso-Senado para Asuntos Europeos en las Cortes Generales.
En 1984, fue elegido secretario general de esta organización, donde permaneció hasta 1989. En 1988, es nombrado Europeo del Año y al año siguiente es elegido parlamentario europeo, vicepresidente del grupo parlamentario popular y presidente de la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlamento Europeo. En 1993, es elegido diputado por Álava, en representación del Partido Popular, y nombrado profesor de la Cátedra Jean Monnet.
Su bondad, su hombría y su entrega a los demás quedaron demostradas cuando, ante un disparo, Oreja quiso ver si alguien había resultado herido, sin importarle su propia seguridad personal
En 1994, es nombrado miembro de la Comisión Europea responsable de Transportes y Energía. Marcelino Oreja es presidente de distintas entidades, así como académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Es doctor honoris causa por las universidades de Zaragoza y Sevilla y miembro de honor de la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional.
Esta sería parte de su historia profesional, pero vuelvo a la personalidad de Marcelino, que habla de su hombría y buen hacer. Con Felipe González en el Gobierno, el 28 de octubre de 1982, Fernando Morán fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores; este ofreció a Marcelino, que había sido su jefe y protector en momentos difíciles para él, el Consulado en Lisboa.
Marcelino no hizo jamás ningún comentario negativo de Morán y estuvo a punto a aceptar el puesto con la disciplina de un miembro de la carrera diplomática. Sirva este ejemplo como pequeño colofón del homenaje a este “gran hombre de la Transición”.
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