Hay jinetes de luz en la hora oscura
Hilda García | 27 de junio de 2018
Es el mundo al revés. Un mundo en el que incoherencia y demagogia caminan de la mano.
El Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha una campaña para anunciar el JOBO, el Joven Bono Cultural. Se trata de una iniciativa que permite al colectivo de entre 16 y 26 años el acceso gratuito a los espectáculos que se representan en los seis grandes recintos municipales.
Hasta aquí, sin objeción. Nadie discute la necesidad de inculcar el amor a las tablas a una juventud que corre el riesgo de quedar atrapada en la estéril maraña de las redes sociales. Solo surge una duda: ¿este bonito gesto tendrá que financiarlo también el sufrido ciudadano con sus impuestos?
Cuestiones económicas al margen, la polémica se ha suscitado por los desatinados mensajes de la campaña, como “A los 70 tienes sitio reservado en el metro. A los 20, en el teatro”. Todo un alarde de ingenio.
Es decir, que debemos colegir que la juventud tiene la exclusiva de disfrutar de los placeres de la vida, entre otros, asistir a obras de teatro. Por el contrario, una vez superada la barrera de los 70, solo se puede aspirar a pasar el día sentado en el metro (si algún buen samaritano te cede el asiento, que es mucho suponer) y contemplar el bello paisaje subterráneo. Bueno, dirán ustedes, también es posible ver obras… Sí, pero, en este caso, solo de construcción. No se hagan ilusiones.
¡Saca provecho a tu generación! Si tienes entre 16 y 26 años puedes entrar #gratisConJOBO a conciertos, teatro, danza, performance… Puedes sacarte el Joven Bono Cultural #JOBO aquí https://t.co/viAuztpTUl. pic.twitter.com/WCQip0O20v
— Madrid Cultura (@Madrid_Cultura) May 29, 2018
La campaña del Joven Bono Cultural, impulsada por el Ayuntamiento de Madrid, parece olvidar que hay otras alternativas de ocio para los de más edad, igual de apasionantes o más que viajar en metro. Por ejemplo, siempre queda la socorrida partida de petanca con los colegas o las tortitas con nata con las amigas en una cafetería que bien podría ser un decorado de Cuéntame. Será por tópicos…
Lo más curioso del caso es que a la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, le hace gracia el asunto. Claro, como ella es una chavala, no le importa que se desprecie a los mayores. Se lo toma con humor una señora a la que cada día ridiculizan más por su edad que por sus absurdas ideas. Viva la coherencia. No hay duda de que la regidora promueve la cultura… pero la cultura del descarte de los mayores.
Los estereotipos sobre el envejecimiento son el caldo de cultivo del maltrato hacia los mayores
Y más chocante todavía es que las críticas a la iniciativa del consistorio provienen del grupo municipal de Ciudadanos, que considera la campaña “discriminatoria” e “impresentable”. Y lo es. ¿Pero que lo diga el partido de nuestro espectro político que más ha evidenciado su descarte de los mayores? Recuerden que su presidente, Albert Rivera, afirmó en 2015 que “la regeneración democrática en España solo puede venir de la gente que ha nacido en la democracia”. Unas declaraciones que en su día levantaron ampollas. Y con razón.
Mal ejemplo el que dan Carmena y Rivera en una época en la que solo se valoran la juventud y la belleza. El “edadismo” es la tercera causa de discriminación en España, tras el sexismo y el racismo. La sociedad debe entender que los años no son sinónimo de senilidad ni de inepcia, sino de experiencia y trayectoria vital.
Erramos el tiro si queremos un país gobernado por un hatajo de imberbes. Aprendamos de la historia, que nos enseña que la mejor guía es la de nuestros mayores, como sucedía en el Imperio Romano o en la antigua Grecia. De hecho, la palabra ‘senatus’ procede de ‘senex‘, “anciano” en latín. Y es que el senado se concebía como un consejo de sabios.
#Cultura Las críticas hacia el abono #JOBO han sido tantas y tan indignadas que el asunto llega a la Comisión Ordinaria del Área de Cultura y Deportes https://t.co/j4eV1AFEG9
— Madridiario.es (@Madridiario) June 17, 2018
Nos jactamos de que el mundo occidental es muy civilizado, pero en la mayor parte de Oriente, sin ir más lejos en Japón, China o la India, los ancianos son considerados el pilar de la sociedad.
Incluso hay tribus -a las que tachamos de subdesarrolladas- que tienen un respeto profundo a los mayores y saben apreciar sus valiosas aportaciones. La edad es un grado, no una lacra. Los mayores son los portadores de la sabiduría y de la memoria colectiva. No lo olvidemos.
Así estrecha Manuela Carmena el cerco al coche privado en Madrid: precios y recorridosPor eso, a la Sra. Carmena habría que pedirle que defendiera a los que, como ella, son injustamente relegados por una parte de la sociedad.
Y a Ciudadanos, que aparte ese populismo barato con fines electoralistas. Las despectivas palabras de su líder sobre los mayores quedarán siempre negro sobre blanco. En política nada se puede borrar. Que se lo digan a Màxim el Breve con sus famosos tuits. Por fortuna, todos tenemos memoria. Y, aunque a algunos les cueste creerlo, los mayores también.
Quim Torra ha ordenado descolgar los lazos amarillos de los edificios públicos. El presidente de la Generalitat dispara para seguir haciendo ruido y se esconde tras el humo. Sánchez no da la cara y es el Poder Judicial el que defiende el Estado de derecho.