Newsletter

El Debate de hoy

Hay jinetes de luz en la hora oscura

  • Portada
  • Política
  • Internacional
  • Economía
  • Educación
  • Sociedad
  • Familia
  • Cultura
  • Historia
  • Ciencia
  • Tecnología
  • Enfoques
  • El Astrolabio
  • Entrevistas
  • Pódcast
  • Viñetas
  • Especiales
N
Nacional

La insuficiencia económica de Cataluña diluye los delirios de grandeza de Puigdemont

Ana Samboal | 07 de septiembre de 2017

Nacional

Y Torra cogió su fusil… amarillo La inevitable refundación del centro-derecha La manifestación independentista o la demostración de la locura separatista El interrogatorio a Trapero evidencia el delito de sedición Cuando Trump encontró a Kim… y no pasó (casi) nada Franco enterrará a Sánchez: la inhumación en El Pardo es el enésimo engaño

Los delirios de grandeza del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, lo han alejado de la realidad. Aunque pudiera sortear todos los obstáculos jurídicos que se interponen en su camino, la insuficiencia económica de Cataluña haría inviable la independencia.

El poder afecta a todos los hombres que lo ejercen, de manera cierta y definida. Esa es la teoría de Bill Ryall, un antiguo corresponsal del Manchester Guardian, de la que da cuenta en una de sus crónicas desde Europa Ernest Hemingway. El periodista y escritor la hace suya en un artículo publicado en 1935, para concluir que la peor de las suertes para un pueblo es que ese hombre poderoso sienta, además, la ambición personal de dejar un gran nombre. Los delirios de grandeza de Puigdemont lo alejan de la realidad. Aunque hubiera referéndum, la insuficiencia económica hace inviable la independencia.

Carles Puigdemont  encaja en ese perfil. Tal y como se expresa, el hoy presidente de la Generalitat parece sentirse tocado por el dedo del destino, el elegido para cumplir con una misión histórica: conducir a su querida Cataluña a la independencia. No teme las consecuencias, ha dicho él mismo públicamente. Después de convertirse en el primer jefe de Estado de la nueva república, después de conducir a los suyos, a través de las arenas del desierto del proceso constituyente, a las puertas de la tierra prometida, se irá.

Cataluña lidera la fuga de empresas en la primera mitad del año. https://t.co/bLjYGLv4bH pic.twitter.com/3jjkWX5OKX

— El Mundo Economía (@ElMundoEconomia) August 25, 2017

Lo que Hemingway describe en su crónica es lo que el común de los mortales conocemos como delirios de grandeza, los que aquejan al poderoso que, alejado de la realidad, sorteando incluso las leyes de la física, se siente llamado a realizar grandes gestas. En su empeño suelen condenar a los pueblos a los que gobiernan a graves sufrimientos y su final suele ser desgraciado y abrupto. ¿Es ese el fin del visionario Puigdemont?

Obcecado en forzar la ruptura de España- se teme que llegará incluso al desacato- el presidente de la Generalitat no parece ver que, por mucha pasión que ponga de su parte, los hechos torcerán su voluntad. De nada le servirá contar con una Agencia Tributaria propia si la riqueza mengua cada día que pasa. No puede haber dependencia si no hay suficiencia económica. Y Cataluña no goza de ella. No hay más que recordar aquella célebre emisión de “bonos patrióticos” que lanzó su predecesor, Artur Mas, para conseguir dinero en los mercados. Ofrecía a los que compraran su deuda un interés similar al de la Grecia quebrada. Tanto como ya lo estaban las arcas de la comunidad autónoma. Mas fue incapaz de reembolsar el préstamo a sus acreedores cuando venció el plazo, así que, para evitar la suspensión de pagos, el Reino de España, ese “Madrid” al que tanto detesta la Generalitat, tuvo que acudir en su auxilio.

Las posibles penas para los actores y cooperadores

Desafío soberanistaEl desafío soberanista de Cataluña puede conllevar graves responsabilidades jurídicas. Los delitos de sedición y rebelión llevan aparejada pena de prisión.

Hoy, Cataluña debe al FLA, el Fondo de Liquidez Autonómica, más de 50.000 millones de euros. Es, de todas las comunidades, la más endeudada. De los casi 280.000 millones de euros que han pedido al Estado o a los mercados los gobiernos regionales, el 30%, más de 75.000 millones, se anotan en el Debe del Gobierno de Puigdemont. Haciendo un ejercicio de política ficción, en el hipotético caso de que declarara unilateralmente la independencia y de que el Gobierno no pudiera impedirlo -algo altamente improbable-, se abrirían ante él dos caminos: pagar o declararse insumiso. Cada alternativa abre un escenario distinto. Ambos, delirantes.

Dos alternativas delirantes

Si decidiera no hacer frente a sus deudas, se le cerrarían automáticamente todas las fuentes de financiación. Nadie quiere prestar a un moroso y menos si no tiene tras de sí un avalista. Los Kichner podrían contarle cuánto sufrió Argentina cuando declaró la suspensión de pagos. Fuera de España, fuera de la Unión Europea, sin reconocimiento internacional, Cataluña estaría abocada a financiarse con sus propios recursos. Y no son tantos como airea la Generalitat. El último estudio sobre las balanzas fiscales, publicado en 2014 con datos de 2011, indica que tiene un saldo negativo de algo más de 8.000 millones de euros. Es decir, sus ciudadanos aportan en concepto de impuestos al Estado unos 8.000 millones más de los que recibe la Administración regional a través del sistema de financiación autonómica. A todas luces, serían insuficientes para financiar los servicios públicos que prestan. Y más grave sería su insuficiencia si, tras esa pretendida independencia, asumieran la gestión de los que en su territorio presta el Estado.Y eso es solo el principio. La balanza comercial de Cataluña con el extranjero es deficitaria. La mayor parte de los productos y servicios que vende se compran en el resto de España, esas ventas son las que compensan su déficit. ¿Seguirían haciéndolo en el caso de que se interpusieran aranceles que los encarecieran? La ruptura provocaría el empobrecimiento y la deslocalización de empresas, lo que se traduciría de forma automática en una subida del paro. Ni siquiera una devaluación de la divisa -porque saldrían automáticamente del euro- podría resolver el problema. Solo empobrecería al recién nacido país. Ahí no acaba el efecto perverso. El incremento del desempleo redundaría en una merma de ingresos para las arcas de la Seguridad Social, con el correspondiente efecto sobre las pensiones. El mismo vicepresidente, Oriol Junqueras, ha reconocido que, con las cotizaciones de los que hoy trabajan en su territorio, no podrían pagar a todos los jubilados. Los pensionistas cobrarían un 15% menos, en el mejor de los casos. Si se elevara bruscamente el desempleo, la coyuntura sería mucho más crítica. Un escenario económico endemoniado.

La trampa de la CUP

nacionalismo radicalEl «matonismo» de los nacionalistas radicales sigue construyendo un relato de héroes y villanos con la idea clara de ir fracturando la sociedad.

La alternativa, manteniendo ese ejercicio de ficción que conduciría a la ruptura, sería negociar la salida con las autoridades españolas. La Generalitat tendría que sumar a la deuda que ya tiene la parte proporcional que le corresponde de la estatal. Si es la equivalente a su peso en la economía nacional, en torno al 30%, serían 30.000 millones que habría que sumar a los 75.000 que ya debe. Añadamos el pago por las infraestructuras de las que se apropiaría: puertos, autovías o aeropuertos. La factura sería estratosférica. Recurrir a los mercados no es la respuesta. La deuda viva autonómica que cotiza en este momento marca un interés que roza el 5%, una muestra de la desconfianza que genera la gestión de la Generalitat. ¿Cuánto subiría si no estuviera respaldada por España y la Unión Europea? Si la tentación para atajar el problema fuera subir los impuestos, no haría más que empobrecer drásticamente a sus clases medias hasta la asfixia financiera.

Asegura Cristóbal Montoro que el referéndum es imposible porque no hay presupuesto para hacerlo. Aunque lo hubiera, por muchas instalaciones para cobrar impuestos que inaugure Puigdemont, la independencia es inviable. Probablemente, Puigdemont ya lo sepa. La pregunta es: ¿hasta dónde, instalado en sus delirios de grandeza, está dispuesto a estirar la cuerda? ¿Hasta dónde su distancia con la realidad le hace estar dispuesto a provocar graves sufrimientos a los ciudadanos sobre los que gobierna?

Imagen de portada: Carles Puigdemont, durante el debate de investidura como presidente de la Generalitat.
más
Política

Y Torra cogió su fusil… amarillo

Jorge del Corral

Quim Torra ha ordenado descolgar los lazos amarillos de los edificios públicos. El presidente de la Generalitat dispara para seguir haciendo ruido y se esconde tras el humo. Sánchez no da la cara y es el Poder Judicial el que defiende el Estado de derecho.

Política

La inevitable refundación del centro-derecha La manifestación independentista o la demostración de la locura separatista El interrogatorio a Trapero evidencia el delito de sedición Cuando Trump encontró a Kim… y no pasó (casi) nada Franco enterrará a Sánchez: la inhumación en El Pardo es el enésimo engaño

El Debate de hoy

  • Quiénes somos
  • cookies
  • aviso legal
  • política privacidad rrss
  • suscríbete
© 2021 El Debate de Hoy
El sitio web utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita a sus páginas web. No se utilizarán las cookies para recoger información de carácter personal. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso.
Encontrará más información en nuestra Política de Cookies.