Hay jinetes de luz en la hora oscura
Carlos Cuesta | 09 de noviembre de 2018
Para la Fiscalía Anticorrupción -la misma que el PSOE mencionó mil veces en las distintas patas judiciales del caso Gürtel-, no hay duda de que los dos expresidentes socialistas y expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán conocían a la perfección la trama de los ERE de Andalucía. Pero, básicamente, no ha salido una sola declaración de ninguna boca del PSOE que poder guardar en la hemeroteca. Ni ninguno de los medios de comunicación estrella de este país la ha solicitado, por cierto.
Dos presidentes andaluces y del partido, más otros 19 ex altos cargos ligados a la Administración socialista, se encuentran acusados de prevaricación y/o malversación de fondos públicos en estos momentos por los ERE de Andalucía. Es más, la actual presidenta, Susana Díaz, era secretaria de organización del partido en Sevilla o en toda Andalucía durante parte de los años del escándalo. Y todo ello, mientras la acusación pública acaba de dar a conocer que considera probado que la Consejería de Empleo “disponía de fondos públicos sin sujeción a control alguno” para conceder dinero público “prescindiendo del procedimiento legal”. Pero tampoco eso parece haber despertado la crítica en ninguna de las partes de ese binomio tan bien engrasado llamado ‘frente de izquierdas-medios afines’.
Chaves y Griñán lo niegan todo, pero al menos de su responsabilidad política no se librarán
Y la realidad es que el caso ERE de Andalucía les sobra a todos ellos. Básicamente, porque saben desde el minuto uno que, evidentemente, era imposible haber conseguido que la Intervención emitiese hasta trece advertencias e informes y nadie los viese. Aunque solo fuese porque buena parte de ellas iban dirigidas personalmente a Griñán y a sus altos mandos.
Pero eso es lo de menos. Porque nada cambiará el veredicto del PSOE, Podemos y el resto de izquierdas y medios cercanos, por mucho que se haya desvelado ya que un buen puñado de cargos procesados conocía perfectamente lo que ocurría, porque eran los destinatarios directos del informe adicional del interventor del ejercicio 2003, que contenía estas alertas y que fue remitido, en concreto, al exdirector de la agencia IDEA Miguel Ángel Serrano, a los exconsejeros de Innovación y Empleo Francisco Vallejo y Antonio Fernández, y a la exviceconsejera de Hacienda Carmen Martínez Aguayo, con elevación al entonces consejero de Hacienda José Antonio Griñán.
Nada cambiará, porque no es cierto que determinados políticos y periodistas persiguieran la corrupción: perseguían una mecánica para expulsar al PP y al pensamiento liberal conservador de las instituciones en base a la corrupción, que es una cosa muy distinta. Perseguían un eslogan que plasmaron con celeridad: el de que el PP era “el partido más corrupto de Europa”. Cuando cualquiera que conozca levemente la política española sabe que eso es una barbaridad sin paliativos y que todas las formaciones estaban inmersas en prácticas de financiación ilegal. De hecho, no solo los partidos practicaban el deporte del dinero negro, sino que la mitad de las empresas y particulares se ejercitaban en él -y algunos lo siguen practicando-, por ejemplo, con el mítico “sin IVA, por favor”.
Por eso, los ERE de Andalucía no les interesan. Porque, conseguida la presa del Gobierno, no piensan reconocer ahora la realidad.
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