Hay jinetes de luz en la hora oscura
Ferdinand Van der Gracht | 19 de abril de 2017
A pocos días de la primera ronda de las elecciones francesas y, tras dos grandes debates televisados, llega otra prueba de fuego para el futuro de la Unión Europea. Uno de los debates reunió a los cinco candidatos acreditados con las mayores intenciones de voto. El otro permitió a los once candidatos que consiguieron reunir las 500 firmas necesarias para poder presentarse a la elección presidencial exponer sus ideas. Las desviaciones en la cabeza del pelotón se estrechan fuertemente, de modo que resulta difícil predecir quiénes serán los dos ganadores llamados a enfrentarse el domingo 7 de mayo para ser el octavo presidente de la V República.
La principal conclusión que se puede extraer de los numerosos sondeos de las últimas semanas es la del hundimiento total de los dos grandes partidos franceses clásicos, de izquierda y derecha. El candidato socialista, Benoît Hamon, no encuentra a su audiencia; y el candidato republicano, François Fillon, está bajo sospecha de abuso de bienes públicos y distintas artimañas, lo que resulta en provecho del candidato «comunista» de «Francia Insumisa», Jean-Luc Mélenchon, un gran orador.
Sin embargo, dos nuevos campos políticos parecen conformarse. Primero, el de los «pequeños candidatos», donde se encuentran Jacques Cheminade (0.1% en los sondeos), Jean Lasalle (0.5%), Nathalie Arthaud (1%), Philippe Poutou (1.5%) y Nicolas Dupont-Aignant (3.5%). Seguidamente, el de los «grandes candidatos», que representan aproximadamente el tablero de ajedrez político tradicional del país: extrema izquierda (Jean-Luc Mélenchon, el 18,5%), izquierda (Benoît Hamon, 8%), centro (Macron, 23%), derecha (Fillon, 18%) y derecha extrema (Le Pen, 24%).
Más allá de las cifras, un análisis de sus programas económicos permite distinguir diferentes grupos. Uno en lo referido al planteamiento internacional y a la Unión Europea; entre los grandes candidatos, Mélenchon y Le Pen prometen un referéndum para salir del euro y la Unión Europea. Fillon, Hamon y Macron, al contrario, están a favor; y además mantienen un respeto total a las reglas de la Unión Europea, siendo partidarios acérrimos de la moneda única y de una actitud más proactiva de Francia en el seno comunitario.
El otro grupo, en lo referido estrictamente a las cuentas públicas, solo Macron y Fillon tienen un plan seguro y ajustan sus diferentes partidas de ingresos y gastos basándose en datos objetivos; mientras, los otros candidatos no detallan realmente dónde realizan ahorros para poner en ejecución sus ideas y reducir gasto público. Así, entre los grandes candidatos, Le Pen y Mélenchon están por la salida del euro sin tener ninguna idea del impacto que esto pudiera tener sobre la economía francesa. Hamon, por su parte, propone una renta universal básica fantasiosa que pretende financiar por ahorros quiméricos en el campo de la salud. Lo mismo ocurre con los pequeños candidatos.
Si todos los sondeos desde febrero dan una victoria a Le Pen en la primera vuelta, estos dieron siempre la victoria a su adversario opuesto en la segunda. Hoy el outsider designado para esta segunda vuelta es Emmanuel Macron, lo que le permitiría instalarse en el Elíseo con el 54 % de los votos, que sería una muy buena noticia para la eurozona e implicaría una revalorización del euro frente al dólar.
Pero, ¡no olvidemos, no obstante, las enseñanzas de Brexit y de las elecciones americanas, la verdad de los sondeos no es la de las urnas y el gran vencedor podría de nuevo ser la abstención!