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Màxim Huerta el Breve . Defraudar a Hacienda le sale caro al exministro de Pedro Sánchez

Jorge del Corral | 15 de junio de 2018

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Y Torra cogió su fusil… amarillo La inevitable refundación del centro-derecha La manifestación independentista o la demostración de la locura separatista El interrogatorio a Trapero evidencia el delito de sedición Cuando Trump encontró a Kim… y no pasó (casi) nada Franco enterrará a Sánchez: la inhumación en El Pardo es el enésimo engaño

El periodista y escritor deja el cargo tras conocerse que utilizó una sociedad instrumental para ahorrarse más de 218.000 euros en impuestos. Tras seis días en el puesto, se convierte en el ministro más breve de la democracia española.

Como casi siempre, Joaquín Leguina ha sentenciado con frase rotunda: “Para estar ahora en política hay que ser como la Virgen María” (o san José, añado yo por eso del género y el uso político correcto de los pronombres). Ya lo dijo con las estadísticas de aumento de la pobreza, él que es del cuerpo de estadísticos del Estado: “Muchas organizaciones internacionales y ONG que viven de la pobreza tienen como clientes a los pobres y por eso les interesa que aumenten los indigentes y no que disminuyan, porque entonces se quedarían sin clientes”.

Pues eso, para ser ahora ministro hay que ser como la Virgen María, porque la izquierda, los populistas, los antisistema y los estupendos y estupendas han puesto el listón muy alto. Es verdad que hay muchos, pero son los menos, D. Màxim Huerta, que como usted han engañado a Hacienda tributando como sociedad lo que es un trabajo autónomo sujeto a IVA e IRPF; o hinchado un currículum; o soltado una barbaridad en una red social o en un programa de cotilleo de televisión que se presenta o al que se acude diariamente a cobrar buenos dinerillos; o ha pasado a la empresa una factura de un consumo personal, o pagado con la Visa de la sociedad una comida familiar, un viaje de placer, unas cervezas con los amigos; o cargado a una persona jurídica y con mala fe la compra de una casa en la playa, de un coche, de un electrodoméstico… Son muchos listos, pero no tantos como dice usted, Màxim el Breve, como si los honrados, que siempre son más, fueran todos tontos de baba.

No he leído ningún libro de Màxim Huerta, exministro de Cultura y Deporte, ni estoy en Facebook ni en ninguna red social para conocer de primera mano sus frases ingeniosas sobre Hacienda (Twitter: “Estar al día con Hacienda ya no se lleva”, “Presumir de español y pagar impuestos fuera es pornográfico”,) o sobre el deporte (Umberto Eco: “Odio el deporte”. Yo, el deporte. ¡Qué manera de sobrevalorar lo físico! Ozú”); tampoco veo los programas de chismorreo de las televisiones, por lo que no puedo juzgar a Màxim Huerta el Breve (parecía difícil, pero ha logrado batir el récord de menor permanencia en el cargo de ministro: ¡seis días!, ganando por goleada al que ostentaba el título: Román Escolano, que fue durante tres meses ministro de Economía, Industria y Competitividad en el último Gabinete de Mariano Rajoy, al sustituir a Luis de Guindos), pero sí he sido trabajador autónomo como Huerta durante muchos años y no se me ocurrió crear una sociedad interpuesta, sin ninguna persona en plantilla y con la única finalidad de eludir parte de la carga fiscal sin aportar nada a la actividad del único socio que la ha constituido y administra para pagar menos a Hacienda y pasar por gastos de empresa los que eran personales. En otras palabras, y esta vez en boca de José Luis Groba, presidente de la Asociación de Inspectores de Hacienda (IHE), “para remansar las rentas en la sociedad, pagar menos impuestos y evitar la progresividad del IRPF, que tiene un tipo marginal próximo al 50%”. Desde 2003 “encontramos sociedades que son como un mero cascarón, vacías, sin actividad ni personal. Es lo que denominamos habitualmente como simulación”.

Pedro Sánchez: "Si alguien en mi partido tiene una sociedad interpuesta para pagar la mitad de impuestos, estará fuera al día siguiente" pic.twitter.com/e7cCIDwSOU

— MALDITA HEMEROTECA (@Mhemeroteca) June 13, 2018

Y el señor Huerta, que ahora volverá a sus libros, a sus chascarrillos y murmuraciones, sigue mintiendo cuando dice que Hacienda cambió la norma: NO, no la cambió (“Es fraude fiscal, no un cambio de criterio”, ha tenido que precisar Hacienda ante la insistencia de semejante mamarracho), lo que ocurre es que hubo un ministro de Hacienda llamado Cristóbal Montoro, catedrático de la cosa, que se cansó de ver este tipo de fraude y dio carta blanca a la inspección para que pusiera firme a los defraudadores.

Y Màxim Huerta el Breve, que como en el cuento de la burra siempre vuelve al trigo, tras dimitir del cargo porque se lo exigió el presidente Pedro Sánchez (urgido por varios miembros influyentes de su equipo en el PSOE), tras amenazarlo con el cese, ha mentido descaradamente ante la prensa declarando todo compungido que la dimisión ha sido “una decisión autónoma y que la inocencia no vale ante esta jauría (¡pero si él ha sido miembro guía de una reala televisiva dedicada a eso!). No importa que yo no haya cometido ningún fraude fiscal. Lo que importa es el bombardeo, el ataque que va contra mí y lo que se busca es minar el proyecto de regeneración y transparencia del presidente Sánchez”. Sí, D. Màxim, y dos huevos duros.

Quienes también se han cubierto de gloria en las escasas doce horas que duró el ‘Expediente Màxim Huerta’ fueron la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, y la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Adriana Lastra. Ambas necesitan un curso acelerado de congruencia. La primera declaró que el ministro está “al corriente” de sus pagos y recordó que “todas las personas, tal y como dicta el artículo 24 de la Constitución (¡qué leguleya!), tienen legitimidad para recurrir una resolución de Hacienda”. Y remató, ¡alma de cántaro!, que Huerta “es una persona trabajadora y que ha mostrado sus capacidades a lo largo de su vida”. Y Lastra, por su parte, enfatizó toda tiesa que “hace tiempo hablábamos de ministros que tenían dinero en paraísos fiscales y ahora estamos hablando de una persona que dedujo cosas de su participación en televisión que no se podían deducir y luego lo solucionó”. Pues sí, algo hemos progresado, doña Adriana, pero hay que tener mucha cara para afirmar esto sin descomponerse, después de todo lo que ha llovido con otros casos de contrincantes políticos. Prudencia es lo menos que podían haber tenido las dos hasta que ganen en experiencia y sabiduría.

José Guirao sustituye a Màxim Huerta

El más listo ha sido Pedro Sánchez, que ha demostrado firmeza, reflejos y decisión en su primera crisis de Gobierno: exigió a Huerta su dimisión bajo la amenaza de cese si no la presentaba y, acto seguido, nombró sustituto y titular de Cultura y Deportes a José Guirao, cuyo currículum no admite confrontación con el de Màxim el Breve, recibido con estupor por el mundo de la cultura y con uñas por el del deporte. Ahora sí que tiene España un ministro de Cultura a la altura del país y de su historia. Y no el inconsistente y veleta titular de esa cartera durante seis días. Sánchez sí que estará ahora satisfecho. También él ha ganado enteros ante el electorado y la clase política.

Y ya sabe, estimado lector, si quiere estar ahora en política, sea como la Virgen María: nada de redes sociales, nada de perfiles en internet, nada de mundo digital, nada de abrir la boca en un programa de radio o de televisión. Todo queda grabado para la posteridad… y para que le hagan la cusqui cuando surja la ocasión. Vuelva al ábaco, al lápiz, papel, goma de borrar y paloma mensajera. ¡Y cuidado con las cámaras, que están en todas partes!

Imagen de portada: El exministro de Cultura y Deporte Máxim Huerta, durante la rueda de prensa en la que anunció su dimisión por defraudar a Hacienda | Agencia EFE
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