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Internacional

Alta tensión entre Corea del Norte y Trump . Un país capaz de sacrificar a toda su población

Ainhoa Uribe | 26 de septiembre de 2017

Internacional

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Corea del Norte sigue con sus provocaciones militares, lanzando misiles balísticos de distinto alcance y amenazando con atacar a Estados Unidos. La última se vivió el domingo 24 de septiembre, cuando el líder de este país hizo público un vídeo propagandístico en el que simulaba cómo su arsenal militar iba a destruir varios bombarderos norteamericanos. Ante esta falta de libertades, los norcoreanos no tienen ninguna opción de enfrentarse a Kim Jong Un para derrocarlo.

Trump ya ha amenazado con la posible destrucción del Corea del Norte, ante los más que persistentes desafíos (y desvaríos) del presidente Kim Jong Un. En este contexto, Trump ha querido dar un paso más firme que hacer uso de sus duras palabras, enviando cazas F-15C y bombarderos B-1B a una zona muy próxima a la frontera de Corea del Norte, en el área desmilitarizada que la separa de su vecina Corea del Sur. Según ha explicado la portavoz del Pentágono, Dana White, estas maniobras suponen un hito, ya que «esto es lo más al norte de la Zona Desmilitarizada que haya volado jamás ningún caza o bombardero estadounidense en la costa de Corea del Norte en el siglo XXI”. Este es, por tanto, el primer paso firme de la Administración de Trump, ante la gravedad de lo que se califica como un comportamiento sumamente “imprudente” por parte del líder norcoreano, Kim Jong Un. Corea del Norte y Trump.

Today, I announced a new Executive Order with re: to North Korea. We must all do our part to ensure the complete denuclearization of #NoKo. pic.twitter.com/igjOSM7N7h

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 21, 2017

El líder de Pyongyang ha manifestado que su objetivo final es establecer un equilibrio de fuerza real con EE.UU. La duda es si ello debe ser interpretado como jugar a una segunda guerra fría o si para llegar a ese estadio de guerra fría habrá que pasar primero por una guerra “caliente”, una guerra de verdad.

? Los ensayos balísticos de Corea del Norte amenazan al mundo. @AinhoaUribeO te explica las causas. https://t.co/awSPt8RkRC #Corea pic.twitter.com/ZcqiGSS5eH

— El Debate de Hoy (@eldebatedehoy) February 14, 2017

Desde la guerra de Corea (1950-1953) no se había vivido una situación internacional tan grave que supusiera estar cerca de una nueva conflagración de dimensiones incalculables, por el tipo de armamento que se puede llegar a poner en uso. En aquel momento, el ejército norcoreano cruzó la frontera del paralelo 38º para invadir el conjunto de la península. El presidente Truman declaró la guerra a Corea del Norte y envió tropas al estrecho de Formosa. La intervención occidental hizo retroceder a las fuerzas norcoreanas, pero China decidió intervenir en el conflicto. Durante la disputa, y ante la gravedad de la situación, dado que un mal cálculo político y militar podría suponer una Tercera Guerra Mundial, el presidente Truman buscó una solución diplomática a la guerra de Corea. Su finalidad no fue la victoria total sobre el comunismo asiático, sino más bien una paz sin victoria. Dicha paz consistía en que la victoria sería una anulación de la agresión: un alto el fuego. En consecuencia, desde 1953, Corea del Norte y Corea del Sur siguen formalmente en guerra, pero con un acuerdo de paz que ha permitido evitar la reanudación del conflicto. A partir del armisticio, se crearon dos sistemas económicos muy diferentes, en Corea del Norte opera un comunismo totalitario sui generis, mientras que en Corea del Sur predomina el liberalismo económico y la democracia.

The era of strategic patience with the North Korea regime has failed. That patience is over. We are working closely with…. pic.twitter.com/nCZ51HnIdx

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 30, 2017

Corea del Norte y Trump

Esta pseudo-paz parece que está a punto de quebrarse. ¿Qué es lo que ha cambiado para que Corea del Norte sea capaz de poner en peligro a su población y afrontar una guerra? ¿Por qué esta obsesión con atacar a Estados Unidos?

El odio de Corea del Norte hacia Estados Unidos (y sus aliados, como Japón o Corea del Sur) no es nuevo. En las empresas, en las escuelas e incluso en las guarderías, se adoctrina desde hace décadas a los niños y los adultos en el discurso oficial basado en que todos los males que sufren (ya sean cortes de electricidad, escasez de alimentos o cualquier otra penalidad) son culpa de Estados Unidos. Los niños acuden a colegios en los que al entrar hacen una reverencia a la foto del gran líder (el salvador que los librará del malvado Estados Unidos que los quiere matar, según les dicen los profesores); y las calles y hasta las aulas están llenas de carteles propagandísticos con imágenes de misiles, de soldados, de guerras… y de palabras de repudio a Occidente. El odio, insisto, no es nuevo. Lo que es nuevo y hace diferente ahora el conflicto es la capacidad armamentística y nuclear de los norcoreanos. Subestimados durante años, el régimen de Pyongyang poco a poco ha ido mejorando su ejército, lo ha dotado de mayores medios y cree que está en disposición de ser considerado una potencia nuclear. Es cierto que su capacidad militar está lejos de la norteamericana, por mucho que hayan mejorado. Pero Corea del Norte se ve con otros ojos, se mira a sí misma con orgullo y grandeza y es capaz de sacrificar a toda su población en ese sueño nuclear. Una población que sufre hambruna, que sigue ciegamente a su líder, fruto del terror y/o del aislamiento que impera en el país y que lucharía por su país hasta las últimas consecuencias. Este sentimiento patriótico y esta capacidad de sacrificio solo se entienden en un lugar donde no llegan las noticias del exterior y donde los ciudadanos creen a pies juntillas el discurso oficial, ya que, si no lo hicieran, serían duramente reprimidos. Cualquier pequeña infracción, crítica o disidencia es castigada de inmediato y la pena recae sobre las tres generaciones (pasadas o futuras) del infractor (ya sean sus abuelos, sus padres o incluso sus futuros hijos). Todos ellos irán a un campo de concentración (los llamados laogais) o desaparecerán. El propio presidente ha purgado sin piedad a compañeros, amigos y familiares, de los que nada se sabe. Corea del Norte y Trump

"Morning Tea With Our Beloved General" crushes all daytime ratings competition from rival television networks. pic.twitter.com/BdKZPSawEO

— DPRK News Service (@DPRK_News) September 22, 2017

Con este panorama y esta falta de libertades, los norcoreanos no tienen ninguna opción de enfrentarse a Kim Jong Un para derrocarlo. La oposición es nula. El control de la población es absoluto, pudiendo considerarse ya como el único régimen totalitario que persiste en el mundo. Por consiguiente, no cabe una transición o una revolución nacional, ya sea pacífica o violenta. No hay opción a la sublevación, de modo que el tiempo (o Trump) decidirá qué sucede en este peculiar país. Corea del Norte y Trump

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