Hay jinetes de luz en la hora oscura
Antonio Olivié | 02 de marzo de 2018
Su buena fama entre la ciudadanía italiana, unida a la facilidad de llegar a los votantes gracias a su participación en Mediaset, hacen que sea más fácil una posible victoria electoral. Gobernar será más difícil por la necesidad de un pacto transversal.
Juicios, escándalos, relaciones con menores, un divorcio polémico, una dimisión forzada desde Europa cuando era presidente y una inhabilitación para ejercer cargo público vigente. Nada parece frenar a Silvio Berlusconi en su ambición política. Nada parece apartarlo de los focos de la televisión, el negocio que lo lanzó a la fama. A sus 81 años, vuelve para ganar en las elecciones nacionales del próximo 4 de marzo. Y lo más asombroso es que las encuestas indican que puede conseguirlo. ¿Cómo es posible?
En primer lugar, hay que decir que la imagen de Berlusconi en Italia es distinta de la que se tiene en España. Aquí se valoran algunas de las reformas que puso en marcha, así como la estabilidad de su labor al frente de cuatro gobiernos, los de más larga duración en la actual República Italiana. Y, sobre todo, no se encuentran rivales de categoría.
Muchos de sus seguidores, más de un 16% de los italianos según la última encuesta para el Corriere della Sera, achacan los juicios que ha tenido en contra a vendettas ideológicas. En un país donde la autoridad legal y la real no siempre coinciden, donde los intereses ocultos son parte del juego, el complotismo encuentra una base sólida.
En este contexto, para muchos votantes tradicionales Berlusconi representa el empresario «de orden» que ha desafiado a la burocracia, al establishment político y judicial. Un perfil similar al de Donald Trump, en el que la fortuna personal también es determinante. No en vano, «Il Cavaliere» ocupa el puesto 199 entre los más ricos del mundo, según la revista Forbes.
En la construcción de su imagen, en la superación de todos los escándalos que hubieran arruinado a cualquier político normal, juega un papel esencial el control de la propiedad sobre el conglomerado Mediaset, grupo televisivo que le permite llegar directamente a los votantes por televisión, prensa, radio y redes sociales.
Todos los focos y platós de televisión que tanto le fascinan no lograrán convertirlo en vencedor absoluto. Pero sí relativo. Y esto tiene una particular importancia, dado el complejo sistema electoral italiano. Berlusconi se presenta como líder de Forza Italia, dentro de una coalición formada por cuatro partidos. Y el acuerdo entre ellos determina que el candidato a premier saldrá del más votado, que de momento es el suyo.
El gran aliado de Forza Italia en esta coalición de centro destra es la Lega. Anteriormente llamada Lega Nord, ahora se presenta con un proyecto nacional, aunque su gran feudo esté en el norte: Lombardia, Piamonte y Veneto. El líder de este partido, el único capaz de superar a Berlusconi, es Matteo Salvini, quien recibe un 13% de intención de voto en los sondeos.
La suma de estos dos partidos, más lo que aporten otras dos formaciones minoritarias de la coalición, los llevará a superar el 35% de los votos a nivel nacional. Una cifra que, probablemente los convierta en la coalición más votada.
A día de hoy, el Partido Democrático, de centro izquierda, que se mantiene en el poder, aparece superado por el Movimiento 5Stelle en las encuestas. Los primeros consiguen un 22% de los votos, según la última predicción de Ipsos (Análisis e investigación de mercados), aunque algunos de sus aliados en la coalición los pueden alzar hasta un 28%, siempre insuficiente frente al centro destra. Por último, el Movimiento 5Stelle se presenta como la única fuerza capaz de superar a Berlusconi, pero de momento se mantiene por debajo del 30%.
De cualquier forma, una previsible victoria de Berlusconi, como líder de la coalición más votada, no le facilitaría formar Gobierno. Será necesario, como es tradicional en Italia, un pacto transversal. Y de los pactos entre formaciones de derecha e izquierda lo normal es que salga elegido un hombre «de compromiso», con menos aristas que Berlusconi (inhabilitado hasta 2019). Su apuesta personal es Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, que ha aceptado ser el canditado del partido de Berlusconi para liderar el Gobierno.
El Corriere della Sera hablaba hace unos días de “un Gobierno imposible” a la luz de las últimas encuestas. Pero la realidad es que en la política italiana todo es posible, incluso que Berlusconi vuelva a ganar este próximo 4 de marzo.
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