Hay jinetes de luz en la hora oscura
El Debate de Hoy | 11 de junio de 2020
A pesar de las dificultades que se avistan en el horizonte, el economista recuerda que «los seres humanos hemos salido adelante de catástrofes mucho peores que esta».
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Carlos Rodríguez Braun lleva más de dos décadas analizando y explicando las grandes cuestiones económicas a oyentes y lectores de todo tipo en Onda Cero, La Razón o Expansión, entre otros medios. Cuando todo hace indicar que las dificultades sanitarias darán paso a los problemas económicos, contamos con su ayuda en el pódcast «Y, ahora, ¿qué?», para saber si realmente este será el fin del capitalismo.
A continuación, puedes leer un extracto de la entrevista, que encontrarás completa en los canales habituales: iVoox, Spotify, Apple Podcast, Google Podcast y YouTube.
Pregunta: Y, ahora, ¿qué?
Respuesta: No sabemos lo que va a pasar. Yo siempre digo que si supiera lo que va a pasar no me levantaría todos los días a las 5 de la mañana para ir a la radio. Solo tenemos la historia, en la medida en que sea maestra del porvenir, como decía el Quijote, y la historia nos indica que los seres humanos hemos salido adelante de catástrofes mucho peores que esta. A medio y largo plazo, hay que mirar con algo de optimismo al futuro, siempre que se tenga algo de esperanza en la raza humana, y yo… a pesar del Gobierno, la tengo.
P.: Viendo los precedentes de otras crisis, ¿van a tener los grandes medios de comunicación fuerza para luchar contra las redes, los bulos, etc.? ¿Nos tenemos que hacer a la idea de que habrá medios que tengan que cerrar?
R.: Por supuesto que van a cerrar, lo que no sabemos es cuántos van a abrir. Esto da pie a una reflexión sobre la tecnología. La tecnología siempre ha asustado, porque lo que siempre hace es sacudir lo que ya está instalado y enseguida nos damos cuenta de que puede ser buena o mala. Cuando se inventó la imprenta, el primer libro que se imprimió fue la Biblia; pero, a poco de andar, la gente se dio cuenta de que igual que se imprime la Biblia se puede imprimir basura, y se imprimió basura. La tecnología multiplica esto por millones y las posibilidades de divulgar mentiras y basuras se han multiplicado por el infinito, y existe ese mal. Pero, al mismo tiempo, la tecnología es siempre una fuerza de la libertad, no solo del progreso económico, también de la libertad. Incluso en este mundo tan castigado como es el de los medios de comunicación, podemos tener esperanza y, así como se puede divulgar la mentira, también se puede divulgar la verdad. Además, la tecnología tiene una cuestión económica muy importante: abarata los costes.
P.: El declive del liberalismo es uno de los grandes temas de debate del siglo XXI. Sea verdad o no, ¿cómo le afecta esta crisis?
R.: Todas las crisis suponen, desde siempre, una amenaza a la libertad. Ya los hombres antiguos, ante una catástrofe, se apresuraban a realizar sacrificios humanos con la intención de aplacar la ira de los dioses, porque suponen que si las cosas van mal es por culpa nuestra. Este sentimiento tan antiliberal sigue con nosotros, lo vimos en la pasada crisis de 2009, donde también se habló de que todo lo malo que sufríamos era por culpa del liberalismo, el capitalismo y el mercado. Ahora lo estamos volviendo a ver. Un colega mío decía estos días que el coronavirus muestra lo malo del capitalismo y yo le recordaba que salió de una dictadura comunista y que los países capitalistas están lidiando con esta pandemia.
Todas las crisis son un impulso para los instintos antiliberales, eso es algo que doy por descontando. Ahora bien, esto de la muerte del liberalismo, del capitalismo y de la libertad cada vez me hace acordarme más de lo que decía Mark Twain sobre que las noticias sobre su muerte eran algo exageradas…
P.: Los redactores han tenido que convertirse estos meses en expertos en periodismo científico y ahora parece que habrá que recuperar las lecciones de periodismo económico que ya se usaron en 2008. ¿Qué es más difícil de explicar a la gente, un estudio serológico o la prima de riesgo?
R.: Una de las cosas que sucede con la economía, y sobre la que tenemos que tener mucho cuidado los que nos dedicamos a esto, es que tiene una característica que no tiene ningún otro campo del saber: parece sencilla. En todo lo demás, incluido el virus, nos tentamos la ropa a la hora de ser tajantes estableciendo diagnósticos, recomendaciones, análisis… En cambio, con la economía no. Con la economía, como parece que todo es de sentido común, tenemos la tentación de pensar que es más sencilla de lo que en realidad es. Eso no solo tiene un peligro intelectual, que es equivocarse, también lo tiene político. Como la economía es muy sencilla, se da pie al Gobierno a intervenir y, como esto es coser y cantar, las recetas simples son rápidamente adaptadas por los gobernantes, normalmente a costa de los derechos y libertades de la gente.
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