Hay jinetes de luz en la hora oscura
Fernando Miralles | 06 de julio de 2020
Consejos para afrontar uno de los exámenes más importantes de la vida académica de los alumnos y evitar problemas como el miedo a quedarse en blanco.
Llegan las fechas en las que los alumnos de 2º de Bachillerato tienen que enfrentarse a la temida EvAU (selectividad). Estas pruebas generan en los alumnos ansiedad y nerviosismo, que les impiden obtener su mayor rendimiento académico, pues se centran más en cosas secundarias que en el estudio y la realización de la prueba. Este año viene aumentado por el problema de la COVID-19, y tendrán que esmerarse en acciones no relacionadas con los exámenes, como la limpieza de manos, vigilar la distancia entre compañeros, etc.
La incomodidad de llevar mascarilla en todo momento y la temperatura que tienen que soportar en la zona de respiración no ayudan a estar concentrados y, en principio, podríamos suponer que este año, con el mismo nivel de dificultad de los exámenes, pueden obtener menor nota que en años anteriores.
Investigaciones realizadas por varios expertos concluyen que los alumnos afectados con problemas de ansiedad en exámenes suelen estar entre el 15% y el 25%.
Si reflexionamos sobre estos datos, podemos comprobar que, si un niño empieza a hacer exámenes sobre los 7 años y finaliza sus estudios de Bachillerato a los 19, cuando llega a la EvAU, de los 200.000 alumnos que se presentan este año, 1 de cada 4 lleva ya varios años sufriendo problemas de ansiedad en los exámenes. Es decir, que aproximadamente unos 50.000 alumnos que se presentan tendrán problemas de ansiedad.
Estos problemas se incrementan en el Bachillerato, al necesitar los alumnos una nota elevada, para poder acceder a estudiar algunos grados específicos, como los relacionados con Ciencias de la Salud, en especial Medicina y ciertas ingenierías, o para quedarse a estudiar en una universidad de la ciudad donde viven, ya que no todas las familias pueden asumir al gasto de tener un hijo o más estudiando en otra ciudad de España.
Lo primero a destacar es que estos jóvenes tienen que notar «en todo momento» el apoyo y la ayuda de sus dos sistemas de referencia más importantes: la familia y el centro de estudios.
Los alumnos pueden presentar síntomas como: irritabilidad, susceptibilidad, mal humor, insomnio, malestar físico, aparición de pensamientos negativos, miedo al fracaso y a quedarse en blanco
Por lo que respecta a la familia, es importante objetivar datos tan tranquilizantes para el alumno como que, en años anteriores, superó la EvAU en la convocatoria ordinaria de junio (este año, julio en casi toda España) el 95% de los alumnos que se presentaron. También se les puede tranquilizar haciendo mención a las notas que han estado obteniendo durante los dos años de Bachiller, que computan el 60% de la nota final para el acceso a la universidad. Pero lo más importante que pueden hacer los padres es expresar, de forma explícita, a sus hijos la confianza que tienen en ellos y el apoyo incondicional que les darán, sea cual sea el resultado del examen. Con esta acción por parte de la familia, el hijo obtendrá una mayor seguridad en sí mismo y su ansiedad disminuirá.
Por lo que respecta a los centros de estudios, debido a que es una prueba implantada en España hace muchos años, estos saben orientar a sus alumnos y darles el apoyo suficiente. Datos como los alumnos del curso pasado que aprobaron el EvAU son muy tranquilizadores.
Por todo lo anteriormente descrito, los alumnos pueden presentar síntomas como: irritabilidad, susceptibilidad, mal humor, insomnio, malestar físico, aparición de pensamientos negativos, miedo al fracaso y a «quedarse en blanco».
Las técnicas que proponemos son las siguientes:
Llevar una agenda organizada para saber lo que tienen que repasar cada día.
Diariamente, empezar estudiando las asignaturas menos atractivas, estarán menos cansados que si las estudian al final del día.
Recordar siempre el apoyo incondicional de padres, familiares y profesores.
No tomar fármacos y dormir lo suficiente, el examen no saldrá bien si el cerebro está cansado.
Intentar conseguir información sobre exámenes de años anteriores (todos están en Internet), así podrán hacer simulacros de la prueba.
Visitar online, días antes del examen, el lugar donde va a ser la EvAU, para evitar miedos infundados y sorpresas de última hora.
Para dormir tranquilos y que no haya sorpresas desagradables de última hora, dejar preparado todo el material necesario para el examen antes de acostarse.
Ir con tiempo al lugar del examen y, si puede ser, en transporte público. El día de la prueba muchos padres llevan a sus hijos en coche y se generan grandes atascos que pueden incrementar la ansiedad.
Desayunar bien, llevar agua y algo sólido por si la prueba o el tiempo de espera se alargan.
Evitar un último repaso en profundidad, puesto que esa información ya está almacenada en el cerebro.
Leer todas las preguntas y, si hay alguna que no se entiende bien, consultar al examinador, es un profesor que intentará orientarlos.
Empezar a escribir las preguntas que mejor se sepan, así irán consiguiendo puntos y aumentará su seguridad.
Llevar un reloj y controlar el tiempo que queda de examen.
Exponer cada idea en un párrafo y subrayar las palabras más importantes.
Si se puede, dejar algo de tiempo para repasar y, sobre todo, si no están seguros de alguna palabra, cambiarla por un sinónimo; las faltas de ortografía penalizan.
Si se quedan en blanco o se ponen nerviosos, parar, respirar despacio y escribir en un folio 15 palabras que empiecen por la misma letra.
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El mayor peligro que corre esta materia es que se perciba como una mera información erudita acerca de las opiniones de los autores.