Hay jinetes de luz en la hora oscura
Javier Morillas | 09 de diciembre de 2020
Tenemos 6 meses de estado de alarma y un Gobierno con 22 carteras ministeriales en las que encontramos desde aventureros de la política dignos de la Europa de entreguerras a indocumentados titulados atacando la arquitectura del Estado.
El archipiélago volcánico de Las Galápagos es conocido por ser un famoso enclave del mundo para observación de la más diversa fauna. Alberga especies singulares, iguanas, pelícanos, caballitos y leones de mar, mamíferos voladores… Atrae a exploradores, excursionistas… Inspiró a Darwin para su obra sobre la evolución de las especies. En este sentido, pareciera convertirse España en una especie de Isla Galápago en Europa con su exótica fauna. Con unos presupuestos sin reformas conocidas, sin senda fiscal hacia el obligado equilibrio futuro, porque, frente al déficit previsto de 90.000 millones de euros, se espera obtener 33.447 millones adicionales de ingresos, de procedencia mayormente ignota. Mientras, tendrán que ordenar al Tesoro la emisión de 27.000 millones para financiar la primera tanda de ayudas tan aireadas por el presidente, hasta recibir los 140.000 millones de Bruselas, que no llegarán hasta fines de 2021, en que concluiremos como el quinto país más endeudado del mundo.
En este contexto, el Estado prevé recaudar por el impuesto especial del tabaco solo 6.339 millones de euros en 2020, es decir, un 1,7% menos que en 2019, por la mayor prevención ciudadana con la covid, más letal en pulmones fumadores. Pero subirá su recaudación un 6,6% en 2021, según los previstos presupuestos generales del Estado, respecto a 2020; serán 6.756 millones de euros, de los que 2.854 irán al Estado, un 3,6% más –el gravamen al alcohol sumará a los ingresos 777 millones en 2021, un 13,8% más que en 2020, de los que 359 también irán al Estado, un 48,1% más-.
El objetivo según el Gobierno es proteger la salud encareciendo el consumo. Esto tendría racionalidad económica, dados los costes, que el fumador no asume y externaliza, en hospitalizaciones, enfermedades, gasto sanitario, horas laborales perdidas… Aunque el saldo total sería dudoso si, como en su momento señaló The Economist, no computa también la menor esperanza de vida de los fumadores y el consiguiente mayor ahorro de años en sus pensiones. Para las organizaciones especializadas, «somos el estanco de Europa, es muy difícil luchar contra el tabaquismo con cajetillas a 5 euros o tabaco de liar a 2,5». Y extraña que con la covid no aproveche el Ministerio de Sanidad para una campaña antitabaco, que ahora tendría mayor efectividad. Máxime cuando el consumo afecta más a las clases más humildes.
Pero tenemos 6 meses de estado de alarma y un Gobierno con 22 carteras ministeriales en las que seguimos encontrando desde aventureros de la política dignos de la Europa de entreguerras a indocumentados titulados atacando la arquitectura del Estado. Corresponsables de la desastrosa decisión de confinar a su población en casa durante 3 meses, como ningún otro país, lo que ya pagamos sanitaria y económicamente, con aplazamientos letales de otros tratamientos no-covid, depresiones, y más mortandad, junto a caídas del empleo, salarios y renta por habitante. Cuando la OMS ha admitido que tales confinamientos antivirus son contraproducentes, especialmente para los más pobres y vulnerables, incrementando la desigualdad. Aunque algunos insistan en colapsar al 20% del PIB español y 85% de la inversión extranjera, que es Madrid.
Y seguimos para la aprobación de los presupuestos con exterroristas colegas de las «Brigadas Rojas» italianas o la banda alemana Baader-Meinhof, «Fracción del Ejército Rojo» (sic), blanqueados para su juego político. Una inmigración descontrolada, con un supuesto país vecino, Marruecos, en continua dinámica chantajista. Una inseguridad creciente. Ministros anticonstitucionalistas apoyando a okupas. Potenciando memorias guerracivilistas. Reduciendo exigencias del sistema educativo, dinamitando así nuestro progreso tecnológico futuro. E intentando asaltar el Poder Judicial con una de sus exministras de fiscal general, y planteando cambios legislativos para terminar de adaptarlo a su mayoría política. Y es que el Gobierno pareciera querer convertir el país en una especie de «Isla Galápago», para atracción de naturalistas y curiosos internacionales de cara al estudio de cómo degradar un país.
En España hay 14 milllones de personas dependientes del Estado mantenidas por cerca de 13 millones y medio de asalariados del sector privado. Esta situación puede terminar lastrando la fuerza de la sociedad civil y la recuperación post-COVID.
Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos, pide a los políticos seguir el ejemplo de los agentes sociales y llegar a acuerdos que eviten el agravamiento de la crisis económica que nos deja el coronavirus.