Hay jinetes de luz en la hora oscura
Javier Morillas | 08 de febrero de 2021
La Encuesta de Población Activa del último trimestre de 2020 ofrece sus peores datos anuales desde la reforma laboral de 2012. Llama la atención el alza de la contratación en el sector público.
Los datos de la EPA del 4º trimestre acaban de ofrecer sus peores datos anuales desde la reforma laboral de 2012. Recoge 3,7 millones de parados oficiales, un 16,5% más que en 2019, y cerrando el año 2020 con 622.000 empleos destruidos. Además, 527.900 personas nuevas más se han apuntado a las listas del paro, reflejo de la descontrolada política inmigratoria del Gobierno. Cuando es obvio que la economía española no es capaz de absorber empleo extranjero más allá de los 1,9 millones de afiliados foráneos a la Seguridad Social ya existentes y heredados de la recuperación, fruto de aquella misma reforma del mercado de trabajo.
Sin embargo, llama la atención el alza de la contratación en el sector público en 125.800, lo que mensualmente debe resaltarse, ya que suele reflejar el efecto expulsión o crowding out que se genera en todo aparato productivo cuando el Estado se expande a costa de la sociedad civil.
También, como era previsible, el paro juvenil sube casi diez puntos en términos anuales, alcanzando el 40’1% -en diciembre de 2019 era del 30,5%- tras los incrementos artificiales del salario mínimo al margen de la realidad económica del país; lo que ha influido en mandar a 109.600 personas al paro durante 2020. De hecho, en plena desaceleración económica en 2019, el Gobierno incrementó el SMI un 22,3% y, de nuevo, el año pasado en un 5%, afectando también al empleo temporal y de menor cualificación, de sectores más intensivos en factor trabajo. Y es que el SMI está en proporción al PIB por habitante y la productividad general de la economía de cada país. No del arbitrario manejo del BOE.
Antes la EPA nos servía también para identificar paro oculto, pero ahora resulta curioso que el Paro Registrado es superior: 3.888.137 en diciembre. Reflejo del «efecto llamada» provocado por la perspectiva de recibir subsidios como el Ingreso Mínimo Vital, que ha alentado a registrarse a personas normalmente en la economía sumergida, más que a desarrollar carreras de cotización. Así lo ha reconocido el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, al decir que «el incremento del paro se debe a personas que se apuntan a las listas de desempleo para poder acceder a prestaciones».
En definitiva, la EPA acaba de reconfirmarnos que, si a los 3,88 millones de parados reales registrados –encuesta al margen- le sumamos los 755.623 en ERTE candidatos al paro por cierre empresarial, y añadimos los autónomos en prestación extraordinaria y en las mal llamadas «políticas activas de empleo», con sus más de 500.000 inscritos en cursos de formación y demandantes de empleo con disponibilidad limitada, excluidos de las listas de paro, avanzamos a los 6 millones de parados.
No es que ElRubius aborrezca eso que se llama «justicia social». Más bien es que la cuarta revolución industrial conspira contra los sistemas fiscales que abusan de su poder y se perciben como agresivos.
España está bajo la dirección de un comercial vendehumos centrado exclusivamente en cultivar su imagen personal y construir un relato político con el que poder evadir responsabilidades.