Hay jinetes de luz en la hora oscura
Javier Varela | 16 de junio de 2020
Carlos Sainz se convierte en el cuarto piloto que recibe el Princesa de Asturias de los Deportes, tras Sito Pons, Fernando Alonso y Michael Schumacher.
Merecido. Si otros años el ganador del Premio Princesa de Asturias de los Deportes es discutido y genera cierta polémica, la edición de 2020 no creo que lo haga. Lo ha ganado una leyenda del deporte: Carlos Sainz. Pocos dudan de que el piloto madrileño se merecía el premio «por su excepcional trayectoria como piloto, en una carrera espléndida, diversa e innovadora de más de tres décadas en la élite», como ha señalado el jurado. Ganó el Mundial de Rallies en dos ocasiones, en 1990 y 1992, ambas como piloto oficial de Toyota, y este año certificó su tercer triunfo en el Dakar (2010, 2018 y 2020), lo que lo ha convertido en el piloto más longevo en conseguirlo, a los 57 años. Y siempre con deportividad. Siempre sabiendo ganar y perder. Porque Carlos Sainz ha demostrado saber hacerlo.
Porque ha subido a lo alto del podio muchas veces, pero su leyenda podía haber sido aún mayor de haber ganado alguno de los cuatro Mundiales de Rallies en los que quedó segundo. Sobre todo aquel del año 1998, en el que perdió el mundial a escasos metros de la meta y que dejó una de las imágenes del deporte español, con aquella mítica frase de su copiloto, Luis Moya: «Trata de arrancarlo, Carlos, por Dios». Una imagen que ya es parte de la memoria colectiva y que demostró la calidad humana y deportiva de Carlos Sainz.
No sé quién dijo que, para saber ganar, primero hay que saber perder, y Carlos Sainz ha sabido ganar con elegancia y también perder cuando la suerte le fue esquiva. Valores que dignifican el mensaje y los principios representados por estos premios, como el gran espíritu de superación y competitivo combinado con el esfuerzo, la disciplina y la solidaridad. Algo que «se ha reflejado también en su constante apoyo a jóvenes pilotos a lo largo de su dilatada y exitosa vida deportiva», como ha recordado el jurado. Para ganar el premio, el piloto tuvo que superar a otros 16 deportistas de 10 nacionalidades distintas y en la ‘batalla’ final ha derrotado a la gimnasta Simone Biles.
Este reconocimiento es una guinda a su gran trayectoria en el automovilismo, por la que dejó la carrera de Derecho y el squash -donde había brillado con dos títulos de campeón de España en su juventud-, que se prolonga con éxito desde hace más de 30 años, cuando era ‘el loco’ de los rallies y un innovador y pionero en el mundo del motor. Pero si al volante es un ejemplo a seguir, cuando se baja del coche es un modelo de conducta y un referente. El piloto español completa con este Premio Princesa de Asturias un palmarés en el que ya tenía la Orden Olímpica 1997, la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo 2001, la Medalla de Oro al Mérito Deportivo 2001 de Madrid y la Medalla de la Juventud y el Deporte 2008, otorgada por el Gobierno de Francia. Lo dicho, una leyenda.
Sainz es el cuarto piloto que recibe el Princesa de Asturias de los Deportes, tras Sito Pons (1990), Fernando Alonso (2005) y Michael Schumacher (2007). Y es aquí donde los amantes del deporte no pueden evitar acordarse del más grande sobre las dos ruedas: Ángel Nieto. El 12+1 campeón del mundo de motociclismo fue siempre el gran olvidado de estos premios. Siempre en la terna de candidatos, su nombre nunca estuvo entre los favoritos para recibir el galardón, algo que incluso llegó a tomarse a broma el piloto. «No me darían el Príncipe de Asturias ni siquiera a título póstumo», decía con socarronería, al tiempo que afirmaba que el público ya se lo había concedido muchísimas veces.
Pero emborronar el Premio de Carlos Sainz con esta eterna polémica no sería justo, porque si de alguna manera puede calificarse a Carlos Sainz es como un incombustible recolector de hazañas. Con 58 años, Carlos Sainz sigue empeñado en añadir muescas a su revólver para convertirse en uno de los mejores deportistas españoles de la historia, si no lo es ya. «Me he ganado el derecho a decidir cuándo debo parar. Ya he demostrado que no engaño a nadie, que si digo que puedo ganar es porque puedo hacerlo y que se puede esperar el máximo de mí», insistía ante la eterna pregunta de cuándo colgará el casco. Una leyenda del motor y del deporte.
Juanma Castaño y «El Partidazo de COPE» han conseguido, 20 años después, que la emisora vuelva a ser líder de la radio deportiva nocturna.
El piloto polaco ha sufrido tres graves accidentes que ha superado gracias a su fe católica y al papa Wojtyła.