Hay jinetes de luz en la hora oscura
Fernando Bonete | 05 de diciembre de 2020
Llega al español el esperado segundo volumen de Septología, la monumental novela en siete partes del escritor noruego Jon Fosse.
Un Padre Nuestro. Un Ave María. Un «ten piedad de mí». Así termina el segundo volumen de Septología de Jon Fosse. ¿Quién, qué escritor se atreve a hablar hoy a Dios, a Cristo, a la Virgen a través de su literatura para pedir la salvación? Nadie. Ninguno. Por eso, no es que Fosse «vaya a» la vanguardia literaria o «esté en» la vanguardia literaria. Jon Fosse es la vanguardia literaria.
El otro nombre. Septología II
Jon Fosse
De Conatus
104 págs.
13,90€
El final es esto, una disolución, un fundido negro en la oración. El comienzo es la contemplación de un cuadro a través del recuerdo ensimismado de su autor, Asle, el pintor protagonista de Septología, la monumental novela en siete partes del escritor noruego. El cuadro en cuestión es Cruz de san Andrés, y lo componen dos rayas, una de color morado y otra de color marrón. Al evocar el cuadro, Asle dice: «Supongo que eso es justamente lo que intentas hacer cuando pintas, ver de nuevo algo que ya habías visto, ver algo como si lo hubieras por primera vez, no, no solo eso, sino que lo ves de nuevo y lo comprendes al mismo tiempo» (p. 24).
Entonces comienza la reminiscencia, mitad consciente, mitad involuntaria de su infancia. «Ve de nuevo» su infancia, «comprende al mismo tiempo» su infancia a través del cuadro, del arte –«eso que es más grande que la vida» (p. 84)– de sus colores, su luz y su oscuridad. Una infancia inocente y mártir, cruz de san Andrés.
En lo formal, lo más sorprendente de este enigmático viaje al pasado a través del arte, y de la compleja yuxtaposición del arte con la fe –o la comprensión de la fe a través del arte– es la espontaneidad con la que el noruego despliega su narración. No hay artificios ni subterfugios en la prosa de Fosse. Su escritura es honesta, brota y fluye con ritmo incesante, sin signos de puntuación, sin longitud premeditada para las frases, sin treguas para sí mismo o para el lector.
En Fosse, creación y ejecución parecen simultanearse como una exquisita improvisación musical en que las notas, las palabras son importantes, pero más importante todavía es la impresión, la idea o la presencia de algo más grande que esas palabras dejan a su paso. Eso que el protagonista asegura acerca de la poesía que le gusta leer: «Lo importante no es lo que directamente dice sobre esto o lo otro, sino otra cosa, algo que habla calladamente en el interior y alrededor de las frases» (p. 85).
Entre los destacados de este mes, Septología II de Jon Fosse, El verano de los cuatro reyes de Camille Pascal y Benedicto XVI. Una vida de Peter Seewald. Además, listado de novedades editoriales y nuestra entrevista cuestionario al escritor Enrique García-Máiquez.
Entrevista a Camille Pascal con motivo de la publicación en español de El verano de los cuatro reyes, Gran Premio de Novela de la Academia Francesa.