El Debate de hoy

Hay jinetes de luz en la hora oscura

La democracia es el sistema político más frágil que existe. Conviene por ello cuidarla con especial esmero y defenderla de todos aquellos que la hostigan o quieren terminar con ella. Curiosamente, muchos que, en realidad, la invocan para atacarla. La unidad de un país es igual de frágil. Solo hace falta una corriente de estupidez en una parte de la opinión pública para que este mecanismo de convivencia salte por los aires. ¿Puede romperse España? Claro que puede. Enrique Moradiellos, flamante académico de la Real Academia de la Historia y experto en nuestro acontecer, lo decía hace unos días en una entrevista: «Aún hay riesgos muy peligrosos de que se rompa España». Tal vez pueda parecerle a usted improbable semejante situación, pero yo le pregunto, ¿se imaginaba usted en 2010 que iban a ocurrir todos los acontecimientos que se registraron en la década y, entre ellos, que de nuevo alguien iba a declarar la independencia de Cataluña? ¿Se imaginaba un Gobierno de coalición con la extrema izquierda? ¿Pasaba por su cabeza que un presidente socialista se entendiese con los herederos de los asesinos etarras? Imagínese ahora lo que puede ocurrir en los próximos diez años. En pocas ocasiones como la actual la unidad de nuestro país ha estado más en riesgo. Sobre todo porque en el actual Gobierno están sentados dos aventureros políticos que juegan con las palabras, la historia, la estabilidad y la propia España.

Francesco Guicciardini, el maestro más influyente de Maquiavelo, dejó escrito que todo imperio, todo reino y todo país tiene un principio y un final y que todo es finito, el problema es cuando ese fin te coge a ti en medio del derribo. Por eso tenemos que poner tanto interés en defender la democracia de nuestro país y su unidad, para no sufrir sobre nuestras cabezas la caída de los cascotes.