Hay jinetes de luz en la hora oscura
Mario Alcudia | 19 de abril de 2017
Fue aproximadamente a finales de abril del pasado año cuando recibí una llamada en mi domicilio. El objetivo de la operadora de un instituto sociológico, realizarme una encuesta sobre el consumo de radio. Tras la pertinente explicación para llevarla a cabo, una premisa: la de no trabajar o colaborar con ninguna emisora de radio.
Pude hacerlo pero no; la honestidad y la coherencia me obligaron a decir la verdad. Estábamos en plena tercera y última oleada del Estudio General de Medios de la temporada radiofónica 2015/16. Aquella llamada, pero también mis investigaciones y consultas a fuentes radiofónicas autorizadas, me inducen a pensar que el EGM existe.
Algunas cadenas, ancladas o menos evolucionadas, deberán hacer un duro sprint para ponerse al nivel de sus competidoras
Diversas modalidades ha vivido en estos 48 años de historia este Estudio. Que si una encuesta, que si el método del recuerdo. Aparte, claro, de las cuantiosas y complicadas batallas de las cadenas, las idas y salidas de unas emisoras y otras, las expulsiones después del periodismo de investigación de José Antonio Abellán, los más ácidos ataques por parte de los comunicadores, las insinuaciones sobre el socio que más paga o el premio siempre al mismo por el mayor número de postes y, por ende, la cobertura casi absoluta en todo el país. En fin, un método polémico pero que, como en la política, es, parece, el menos malo de todos los sistemas.
Pero lo analógico toca a su fin o, más bien, a su confluir con los nuevos tiempos y, por eso, sin posibilidad de seguir mirando hacia otro lado, la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación, de la que depende el EGM, ha decidido admitir lo que el sector radiofónico demandaba desde hace tiempo: tener presente en sus cuentas la inclusión de los datos de los podcast dentro del Estudio.
Una información adicional al tradicional y actual registro de las audiencias. Estos sí son datos reales, sin posibilidad de manipulación; con contador.
De hecho, ya son muchas las cadenas que aplican en sus estudios internos, en sus mediciones y “catas” para evaluar el resultado de sus emisiones, los datos de escucha de sus programas en internet. En este sentido, la medida es un gran avance, que parece lógico a la vista del consumo que hacen tantos usuarios/oyentes de la radio provocada y promovida por la aparición de contenidos en otros soportes.
Cada vez son más los oyentes que escuchan la radio a través de internet
Es la convivencia de la que hablaba entre la radio tradicional, lineal, en los receptores habituales e incluso la que se realiza a través de internet (streaming), pero también aquella radio adaptada al momento y la necesidad del oyente que cuenta, y cada vez más, para las empresas radiofónicas; la radio a la carta o bajo demanda de aquellos contenidos segmentados y distribuidos, parcelados y racionalizados en pequeñas dosis. La radio en píldoras más lógica para una persona que dispone de menos tiempo o que realiza más tareas y cuyo consumo viene marcado por el interés de algo concreto y de consumo inmediato.
El efecto fan vuelve a las ondas porque el consumo de podcast implica un interés muy específico por contenidos y comunicadores concretos. Los programas deportivos de las cadenas han encabezado en buena parte esta cruzada; la repetición del gol cantado por un narrador, la sección de humor en el programa multiconexión deportivo, el resumen de una jornada en pocos minutos.
O la entrevista con un personaje relevante desde el punto de vista informativo en los grandes programas. Es el despiece el que triunfa, frente al todo de la radio convencional. Además de todo ello, es también la especialización, con programas que solo puedes encontrar en la web, convertida hoy en un medio tan válido como la propia antena.
El EGM ha decidido admitir lo que el sector radiofónico demandaba desde hace tiempo, tener presente en sus cuentas la inclusión de los datos de los podcast dentro del Estudio
Es un paso más en esa radio que evoluciona, la radio que se toca, la que interactúa, la que permite escuchar y repetir, la que se elabora con una nueva narrativa y que ahora también comienza a medirse y contabilizarse desde el punto de vista comercial.
Una radio en la que algunas cadenas, ancladas o menos evolucionadas, deberán hacer un duro sprint para ponerse al nivel de sus competidoras. No es posible relajarse en esta tarea, porque ahora también esa audiencia cuenta; y veremos en los próximos meses un recrudecimiento de las grandes cadenas por liderar desde el punto de vista de las redes el entorno. La supervivencia de las especies radiofónicas alterada por la genética del podcast, el primer paso de una evolución en las medidas de las audiencias radiofónicas a través del consumo digital porque, además de oírse, ahora la radio también se descarga.