Hay jinetes de luz en la hora oscura
Íñigo Petit Zarzalejos | 02 de octubre de 2017
El mundo vive una enorme transformación en lo que a consumo se refiere. Un buen ejemplo pueden ser los alimentos, ahora divididos en dos categorías: las marcas blancas y, sencillamente, las marcas. Las primeras apuestan por una estrategia basada en el precio y las segundas por la calidad o la diferenciación (o así es en la versión teórica), siendo el consumidor el que elige en función de sus preferencias y sus limitaciones presupuestarias.
El sector del automóvil, el del transporte, el de la hostelería e incluso el de la información. Todos los sectores han mutado como consecuencia de la entrada de nuevos jugadores, la mayoría con base tecnológica, que ofrecen precios muy inferiores a los tradicionales para competir en un mercado global, cada día más digital.
Why #ELEPHONE #S8 uses aluminum processing CNC #technology instead of zine alloy? https://t.co/0VayvnOyaF??? pic.twitter.com/NtUaIF8DAP
— Elephone (@ElephoneMobile) September 15, 2017
La telefonía no podía ser diferente. Se pueden conseguir teléfonos por muy poco dinero o incluso gratis si se firma un contrato con alguno de los grandes proveedores de llamadas y datos. La oferta recorre una escala de precios enorme, además de existir un mercado de teléfonos exclusivos que superaría las expectativas de la mismísima Paris Hilton. Hay para todos los gustos.
Hoy, los móviles trascienden del uso que se les daba antaño, el de llamar y escribir mensajes. Ahora hacen fotos y las editan, permiten elaborar documentos de todo tipo, nos sirven de mapa, de cámara de vídeo e incluso de tarjeta de crédito. Y aunque todavía existen dispositivos con las funciones mínimas –y románticos que los adquieren–, por lo general ya nadie compraría un móvil sin acceso a internet.
Un gestor me dijo hace tiempo que nos encaminamos a un mundo con dos realidades, con dos tipos de consumidores: los consumidores low cost y los consumidores de lujo. En este supuesto, el término medio, el consumidor medio, tiende a desaparecer, diluido entre los precios bajos y la calidad máxima. Y creo que tiene razón.
Conoce estos #móviles de alta gama a precios de low cost #ElForzudoDelAhorro: https://t.co/plOFRB7tBQ pic.twitter.com/7YNbDxlufk
— Mister Comparador (@Mr_Comparador) August 28, 2017
Si se puede pagar hasta cuatro veces más por un billete de avión en primera clase frente a otro que recorre el mismo trayecto, pero con menos comodidades, ¿por qué no van a pagarse 1.000 euros por un móvil con mayores prestaciones? Criterios de precio y criterios de calidad. No es de extrañar que el sector del lujo haya sido tan rentable como la bolsa americana en la última década, una de las más alcistas que se recuerdan.
En esta carrera por la innovación, Apple es el ejemplo más sencillo. Siempre ha tenido clara su posición: exclusividad y calidad. Sus ordenadores son líderes en muchos campos profesionales (desde el diseño gráfico hasta la producción audiovisual), sus dispositivos son líderes de ventas en todo el mundo y la presentación de su último modelo, el iPhone X, confirma que aún les queda mucho recorrido –aunque no es una posición de consenso-. Su mayor logro a lo largo de los últimos años ha sido sustentar una imagen intachable (basada en el diseño) con una realidad incontestable: la gran calidad de sus ordenadores, tabletas y teléfonos móviles, su software, su servicio técnico y una potente imagen de marca. Y no es la única que ha tomado este camino.
1.000 dólares por un iPhone X es barato, afirma el CEO de Apple Tim Cook.https://t.co/8mQP8sa7un
— Cinco Días (@CincoDiascom) September 20, 2017
Un teléfono no cuesta 1.000 euros, pero, como hemos dicho, hoy ya nadie quiere solo un teléfono. Así, puedo entender que quien use el smartphone como una herramienta de trabajo o valore el diseño o el software esté dispuesto a invertir más en ello frente a quien lo usa únicamente con fines personales. Al conflicto entre precio y calidad habría que añadir la utilidad. De la misma forma, no creo que nadie se sorprenda si un día vemos teléfonos a 10 o 20 euros con alto nivel de prestaciones.
Fruto del fenómeno que sufre la clase media en los países desarrollados, está por llegar un consumo polarizado, dominado por los criterios de precio y exclusividad (suponiendo que la calidad va asociada a ella). Y mientras las compañías low cost avanzan en su conquista del mercado, Apple ya ha tomado su lugar. Veremos cómo se posiciona el resto para encarar la recuperación de muchos mercados globales.