Hay jinetes de luz en la hora oscura
crubio | 22 de noviembre de 2017
No será este un artículo más donde se critique el programa de Carlos Herrera en TVE, pero sí uno donde se le ponga al lector en la tesitura de preguntarse si realmente la televisión pública que tenemos toma decisiones aplicando el sentido común y valorando que hay formas de entretenimiento que la gente ya no acepta. Y mira que acepta maneras de estar entregada a un programa sin hacerles pensar mucho más allá de contar divorcios, exclusivas o amantes del personaje de turno.
Estrellas en las ondas . Póker de lujo para celebrar el Día Mundial de la Radio
Hace tiempo que Santiago Segura no retrata a la sociedad del retrete en su saga de Torrente. Esa parte casposa de nuestra España que Segura recopila -con no demasiado esfuerzo, dada la necesidad económica de los personajes- cada tres o cuatro años. Es precisamente el director de cine madrileño uno de los habituales en ¿Cómo lo ves?, una de las malas ocurrencias de RTVE que puso en manos de Carlos Herrera. Las dos cosas merecen una valoración pausada.
Carlos Herrera es bueno, muy bueno, haciendo de Carlos Herrera. Cuando pones al presentador de radio a presentar en televisión pretendiendo que haga lo mismo que cada mañana en la COPE, tienes un problema. Lo que ha hecho TVE es lo fácil, trasladar una franja de la radio a la tele dándole un toque de innovación tecnológica con una app para el móvil. Tenemos a Herrera, rodeado de amigos como el humorista César Cadaval, la presentadora Nuria Roca, el mencionado director y actor Santiago Segura, Carmen Lomana y a lo que quiera que se dedique, o el periodista Pepe Navarro… Tenemos a Herrera entrando en las casas de la gente, simulando el histórico espacio de Los Fósforos -al que dio vida una señora incapaz de pronunciar la palabra forofo-. Y tenemos al locutor cuevano dirigiéndose a cámara con ese porte único que es de lo poco rescatable en la comparación radio-tele que han querido hacer en el ente. Pero es televisión y todo es diferente. Esa magia de la radio desaparece cuando se intenta escenificar. La sinestesia de imaginar lo que se escucha se rompe si nos lo dan hecho.
Solo tengo palabras de gratitud para @rtve por su confianza. Si los resultados no acompañan, el trabajo se acumula en radio y el día supone un handicap personal lo mejor es acordar un amable cese de esfuerzos. Es un honor haber trabajado con compañeros a los q admiro. Gracias
— carlos herrera (@carlosherreracr) November 19, 2017
Mención especial a los invitados y su aportación al programa. Tratar temas tan diversos e incoherentes como el de Cataluña, el machismo, espiar a tu pareja, las vacunas, la lotería, la educación o la gestación subrogada y ponerlas en manos de personalidades que nada tienen que ver con la materia de la que hablan es pegarse varios tiros en los pies. Por la dificultad que a ellos les plantea prepararse una serie de argumentos sobre algo que no dominan; el ridículo a la hora de exponerlos y que alguien, desde su casa, se los desmonte en segundos o equiparar esa tarea a la de tantos tertulianos que, en su gran mayoría, sí saben de lo que hablan en tele o en la radio.
Después, podemos entrar en el controvertido tema de la programación. ¿Por qué se piensa en ¿Cómo lo ves? para los domingos por la noche? Un momento de la semana grabado a fuego en la memoria del espectador. O fútbol o la dupla Salvados–El Objetivo que emite La Sexta. Competir en ese campo con un programa sin agilidad y que no mejora esas dos opciones es abocar el espacio al fracaso. Luego llegó la opción del sábado noche. Mala elección para pugnar con el transatlántico de Sálvame, que ya ha tenido que huir del viernes al sábado por el extraordinario movimiento de Antena 3 de apostar por Tu cara me suena. Sábado Deluxe -nombre usado para el espacio de fin de semana- merece otra reflexión de su liderazgo pero, en cualquier caso, es muy mal rival para cualquier programa.
Un Jordi Évole poco ambicioso cumplió con su entrevista a Nicolás Maduro en “Salvados”
Por último, queda valorar la figura de Carlos Herrera en televisión. Su última aparición fue una interesante entrevista a Martin Baron, director de The Washington Post, el pasado mes de enero en 13TV. Una entrevista muy buena en el fondo, pero echada a perder en las formas por los escasos recursos de la televisión de la Conferencia Episcopal. Antes, en 2005, fue Antena 3 la que consiguió -muy a su pesar- rescatar al presentador con un coloquio titulado ¿Hay o no agua para todos?.
La relación entre la televisión y la radio vive su gran momento. Periodistas que pasan de un lado a otro o que los alternan. Un plus para las cadenas de radio que ven cómo sus grandes presentadores tienen escaparate en la tele y un toque de agilidad para la pequeña pantalla que empieza a necesitar la dinámica de la radio a la hora de sacar adelante sus programas.
La televisión pública en España comete grandes fallos de programación. Errores que las nuevas tecnologías se encargan de exhibir para escarnio público. El caso contrario es el de Operación Triunfo -otro espacio que merece una reflexión- una apuesta sobre seguro y bien hecha que da buenos resultados. Poner un programa en la parrilla no debe ser algo baladí. Informar, formar y entretener, que decían a los periodistas en la universidad. Ofrecer algo diferente, algo original, es difícil pero ahí radica el éxito. Como todo en la vida.