Soluciones ficticias para problemas reales
Ya se advierten los primeros efectos. La subida del salario mínimo interprofesional se traducirá en un aumento del desempleo. Cuanto mayor sea la retribución, más presión fiscal soportará la empresa. El empleador no podrá o no querrá afrontar la carga.
El derecho a tener un sueldo digno es incuestionable. Pero esta decisión electoralista provocará el efecto contrario al deseado. Se multiplicarán los despidos y caerán las contrataciones. Habrá algunos con más, pero muchos sin nada. Lógica y macroeconomía mandan.
Voltaire alertaba: “Es peligroso tener razón cuando el Gobierno está equivocado”. Peor aún es que yerre ex profeso. Las medidas populistas solo triunfan en las urnas. La vida real transcurre por otros derroteros. Con el pan no se juega.
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