Hay jinetes de luz en la hora oscura
Carmen Sánchez Maillo | 02 de mayo de 2017
La llegada de una nueva vida a cualquier familia es uno de los acontecimientos más importantes y únicos que nos suceden a los seres humanos. Un ser diferente, con rostro, ADN y apellidos, propios e irrepetibles, se instala en nuestra casa y en nuestro corazón para siempre.
El escenario más adecuado para el nacimiento es la familia; las figuras paterna y materna, que en vez de una ayuda y cooperación mutua parecen invitadas por la mentalidad social y política a ser puestas en liza y en competición, reciben como anfitriones al nuevo miembro, no siempre conscientes del enorme caudal de entrega que supondrá.
El hecho de ser padres cambia radicalmente la vida de las personas. Sin duda, la llegada a casa con el recién nacido y los primeros meses requieren una atención, una delicadeza y un cuidado que son absolutamente dignos de protección y amparo por el Estado, pues la familia es la generadora de miembros para la sociedad y la que mejor hace posible el relevo generacional, un relevo que ahora mismo en nuestro país no se produce ni de lejos.
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La familia como valor social que es, debe ser cuidada y protegida para que pueda seguir desarrollando sus funciones propias, funciones todas ellas que son positivas para la sociedad entera.
Creo sinceramente que en nuestros días la mayor presencia de la figura paterna en la crianza y educación de los hijos constituye un bien, en primer lugar, para los hijos y para la familia. Los padres hoy están más presentes y activos en tiempo y dedicación a los hijos y a la familia que en generaciones anteriores.
En España, como en otros países europeos, se ha ido alargando el permiso de paternidad. En enero de este año 2017 acaba de entrar en vigor una medida negociada entre el PP y Ciudadanos, por la cual se dobla el tiempo de disfrute de la baja paterna, que pasa de quince días a un mes.
Unidos Podemos ha propuesto que padres y madres puedan disfrutar de la baja como derecho individual, con la misma duración
Considero adecuado que se venga produciendo un crecimiento en el permiso paterno. En lo que no creo es en medidas igualitarias e inflexibles que se ponen sobre la mesa. Como botón de muestra, la propuesta que hace Unidos Podemos para el permiso de paternidad.
Su proposición de ley, que está en proceso de tramitación, busca establecer que padres y madres puedan disfrutar de la baja como derecho individual, con la misma duración, remuneradas al 100% y siendo además intransferibles entre los cónyuges.
El objetivo de tal propuesta en la mentalidad de sus impulsores no busca directamente el bien de la familia, sino evitar que las mujeres se vean penalizadas en su carrera laboral por ausentarse durante más tiempo que los hombres por el nacimiento de un hijo.
En ocasiones, las mujeres se ven penalizadas laboralmente.
Esta mentalidad individualista y ajena a la verdadera naturaleza social y comunitaria de la familia determina que con la medida podemita se vean penalizadas algunas familias a las que la rigidez de la propuesta no les ayude en absoluto, dada su circunstancia laboral, por ejemplo, ante la imposibilidad de transferir semanas de baja entre los cónyuges.
Para apoyar a la familia se necesitan soluciones creativas, que no tienen por qué ser necesariamente igualitarias. Cada familia y cada circunstancia es absolutamente distinta; una medida cerrada e inflexible puede no resultar eficaz para una familia cuya situación laboral y personal (de los padres) sea radicalmente diversa a otra familia en la que medida sería absolutamente necesaria. La familia no se concibe a sí misma en términos de derechos individuales, sino que es el bien familiar, un bien colectivo y social, el que está por encima de los posibles derechos de sus miembros.
Nuestros políticos deben crecer en creatividad e ingenio para proponer medidas pro-familia
Otra cuestión relevante que deber ser considerada detenidamente es la sostenibilidad tanto presupuestaria como laboral a medio y largo plazo de esta medida, pues sumar treinta y dos semanas sin trabajar dos personas de una misma familia pudiera ser que no beneficie ni a la sociedad ni al núcleo familiar, por razones muy diversas.
No olvidemos tampoco que ciertas bajas más cortas o transferibles de uno a otro progenitor pueden ser elegidas por el padre o la madre en pro de la familia entera y a pesar de la aparente cesión de derechos individuales.
Nuestros políticos deben crecer en creatividad e ingenio para proponer medidas pro-familia. Necesitan conocer directamente la realidad familiar, tratar con familias de carne y hueso ver cómo se organizan. Soluciones imaginativas y libertad es lo que las familias necesitan para salir adelante y abrirse paso en la vida.
El igualitarismo, el 50% y los derechos individuales ni son vocabulario familiar ni se imponen a base de leyes. Lo propio será el 100% del padre y de la madre, pero no de la misma manera, ni al mismo tiempo, ni del mismo modo. Cada familia va encontrando el suyo, que no es igualitario si no libre, y elegido desde la entrega de los padres.