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Economía

Los tres hitos de la economía española durante la crisis . No todo se debe a los vientos de cola

Manuel Llamas | 04 de julio de 2017

Economía

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La economía española se recupera paulatinamente y está experimentando una serie de mejoras estructurales de profundo calado. La deuda interna y externa se reduce, aumentan las exportaciones y se está consolidando un modelo productivo más sólido.

Es evidente que todavía son muchos los problemas que padece la economía española como para proclamar el fin de la crisis, ya que, entre otros factores, la tasa de paro sigue siendo muy elevada, el déficit público se sitúa a la cabeza de la zona euro y la deuda ronda el 100% del PIB, su nivel más alto desde principios del pasado siglo. Sin embargo, también se han producido una serie de mejoras estructurales cuya consecución es muy relevante y positiva para la evolución del país a medio y largo plazo.

En este sentido, el negro panorama que pintan algunas formaciones políticas no solo no se ajusta a la realidad, sino que supone una mera y maniquea estrategia partidista para tratar de ganar votos. Prueba de ello fue la intervención que protagonizó Pablo Iglesias en el Congreso durante la moción de censura que orquestó Podemos a mediados del pasado mes de junio, donde, además de exagerar y retorcer los datos para ocultar los evidentes frutos de la recuperación económica, trató de minimizar los avances cosechados hasta la fecha bajo el argumento de que la actual senda de crecimiento se debe, única y exclusivamente, a una serie de circunstancias externas que nada tienen que ver con el esfuerzo y sacrificio de los españoles.

Es cierto que el actual contexto de tipos de interés bajos y petróleo barato ha contribuido a impulsar el aumento del PIB por encima de las previsiones iniciales, pero tales elementos también favorecen a otros países vulnerables, como Francia, Italia o Grecia, sin que ello se traduzca en elevadas tasas de crecimiento, de modo que tales factores no sirven para explicar por sí solos la recuperación, ni mucho menos. España acaba de recuperar el PIB previo al estallido de la burbuja crediticia y cerca del 60% del empleo perdido durante los duros años de recesión y, aunque todavía queda un largo y complejo camino por recorrer para dar por superada la crisis, la buena marcha de la economía nacional se asienta sobre, al menos, tres pilares básicos de cuya evolución dependerá, en gran medida, el presente y futuro del país.

Reducción de la deuda

El primer hito es el fuerte desapalancamiento que han protagonizado las familias y empresas españolas en los últimos años. Una crisis de deuda no se soluciona con más deuda, sino con menos. El sector privado acumuló una ingente deuda durante la etapa de la burbuja crediticia para acometer proyectos ruinosos o, como mínimo, poco rentables, como, por ejemplo, construir hasta 800.000 viviendas al año a precios desorbitados y grandes infraestructuras públicas de escasa o nula utilidad. Cuando las deudas aprietan, la única forma sana y sostenible de salir del atolladero consiste en liquidar cuanto antes las malas inversiones acometidas y emprender un duro, pero imprescindible, proceso de austeridad para amortizar los créditos pendientes a base de gastar menos e intentar ingresar más.

Esto, y no otra cosa, es lo que están haciendo familias y empresas tras reducir de forma muy significativa sus ratios de endeudamiento desde mediados de 2010, cuando alcanzaron sus máximos registros. En concreto, la deuda de las familias ha caído en 20 puntos porcentuales del PIB y la de las empresas, en 34 puntos, lo que equivale a cerca de 550.000 millones de euros.

Gráfico 1 recuperación

Como consecuencia, la deuda de familias y empresas apenas se sitúa ya a 6 y 3 puntos porcentuales del promedio de la zona euro, respectivamente. Además, aunque en ciertos segmentos todavía persisten niveles de endeudamiento elevados respecto a las rentas que los sustentan, las empresas españolas poseen, hoy por hoy, una estructura de deuda incluso más sólida que la de sus homólogos de la Unión Monetaria, especialmente en el caso de las pymes -aunque estas últimas son menos rentables debido a su reducido tamaño-. Todo ello se traduce en una mayor solvencia del sector privado, lo cual, a su vez, reduce los costes de financiación y facilita el acceso a crédito, al tiempo que permite incrementar la inversión para acometer nuevos proyectos. El ahorro y la inversión son los cimientos del crecimiento económico, de modo que el desapalancamiento de familias y empresas es clave para la recuperación.

La economía española en el exterior

El segundo gran hito tiene que ver con otro tipo de deuda, la exterior, y la progresiva internacionalización de la economía española. Durante los años de burbuja, los españoles vivieron por encima de sus posibilidades reales, de modo que tuvieron que endeudarse con el exterior para mantener en pie sus altos niveles de gasto e inversión. Este fenómeno se reflejó en los grandes déficits por cuenta corriente acumulados durante esa época y una creciente deuda externa -aumento de la posición de inversión internacional (PII) deudora neta-. Sin embargo, la situación ha cambiado de forma radical. Así, España ha pasado de presentar un déficit por cuenta corriente del 10% del PIB en 2008 (100.000 millones de euros) a un superávit de casi el 2%, mientras que la deuda externa se ha reducido hasta el 85,7% del PIB.

Gráfico 2 recuperación

Aunque sigue siendo una deuda exterior muy elevada -manteniéndose como uno de los puntos más vulnerables de la economía española, cuya reducción exigirá la acumulación de superávits por cuenta corriente durante bastantes años-, lo importante es que también se está reduciendo. Los bajos precios del petróleo, junto a la reducción de las importaciones, han contribuido, sin duda, a esta mejora, puesto que España es un país muy dependiente desde el punto de vista energético, pero también existe un importante factor estructural a tener en cuenta, como es el sustancial incremento de las exportaciones.

La mejora de la competitividad -los costes laborales unitarios de España relativos al resto de la zona euro se han reducido un 11% entre 2008 y 2015-, la buena marcha del sector turístico y la creciente internacionalización de las empresas españolas, que durante estos años han salido al exterior abriendo, además, nuevos mercados para compensar la caída de la demanda nacional, es lo que explica el histórico crecimiento de las exportaciones.

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La demanda interna pasó de representar el 76 % del PIB, en 2009, al 67%, en 2015. Esta reducción coincide con una fase de fuerte crecimiento de las exportaciones de bienes, que pasaron de representar un 15% del PIB en términos reales, en 2009 -descontando la inflación-, a un 22%, en 2015. Asimismo, el porcentaje total de empresas exportadoras ha crecido del 3% al 4% durante la crisis y el número de empresas exportadoras regulares ha subido un 31% en los últimos cuatro años, gracias, sobre todo, al aumento de ventas en Asia y América del Norte.

Se trata, en definitiva, de una excelente noticia, cuya mayor prueba radica en que las exportaciones españolas han registrado el mayor avance de las grandes potencias de la zona euro, superando incluso a Alemania, si se compara con la evolución de sus respectivos mercados exteriores, tal y como enfatiza el Banco de España en su último informe anual. Y todo ello sin contar que es la primera vez en la historia que la economía nacional logra mejorar su competitividad e incrementar sus exportaciones sin necesidad de tener que recurrir a la perversa trampa de la devaluación monetaria, cuyo único efecto es empobrecer a toda la sociedad de forma lineal e indiscriminada.

Gráfico 3 recuperación

Transformación del modelo productivo

Por último, pero no menos importante, España está cambiando su modelo productivo sin necesidad de ningún tipo de dirigismo ni intervencionismo político, ya que el desplome del ladrillo está siendo compensado gracias al crecimiento de la industria y el auge de nuevos servicios y actividades profesionales. Así pues, el avance actual del PIB no se sustenta sobre nuevas burbujas crediticias insostenibles, sino mediante negocios productivos y rentables.

Gráfico 4 recuperación

España sigue teniendo vulnerabilidades que es preciso corregir mediante profundas reformas liberalizadoras y nuevos ajustes presupuestarios para reducir el paro, mejorar la productividad y garantizar la solvencia de las cuentas públicas, pero obviar los importantes e históricos logros que ha cosechado el sector privado durante los últimos años es una muestra más de puro, simple y necio sectarismo político.

Imagen de portada: El ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos | Congreso.es
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