Hay jinetes de luz en la hora oscura
Pablo Velasco | 16 de enero de 2017
Podría haber sido el chiste editorial de la temporada (no puedo resistirme a ampliar el chiste…¿una broma infinita?). Se titula Portátil, y tiene casi 700 páginas. Pero parece que no va por ahí la cosa. En el prólogo, el editor Claudio López Lamadrid, enseña las cartas y parece que propone este término como la mejor traducción de lo que en la edición anglosajona se conoce como un Reader.
Está extendido en las editoriales norteamericanas sacar títulos donde este concepto, reader, acompaña al autor consagrado que corresponda. Parece más bien un intento de trasladar la estrategia comercial de las discográficas de las compilaciones de grabaciones raras junto con grandes éxitos. Cuando un autor de éxito ya no tiene más material original que sacar, cuando no quedan misteriosos legajos y papeles que de repente surgen, no queda otro camino.
Claudio López Lamadrid, el editor, enseña las cartas y parece que propone este término como la mejor traducción de lo que en la edición anglosajona se conoce como un Reader
López Lamadrid también nos cuenta, saltándose esa bella tradición que recomienda a todo editor quedar en la sombra, que fue gracias a su audacia, ayudada también por azares del mercado, la que permitió publicar en su momento La broma infinita, otro «tomazo», y un título que ya consta en casi todos los cánones literarios. Así se convirtió Foster Wallace en una de las «locomotoras» de la editorial Mondadori (hoy Random House), junto con Gabriel García Márquez. No son sólo autores bandera, sino que son autores que justifican poder editar otros muchos, quizá con menos ventas. Y por tanto, son autores idóneos para esa estrategia que tan bien funciona en la música. Además, esa idoneidad se subraya en este caso: la biografía del autor casi podría ser la de una estrella de rock, incluida las poses y el final trágico. En estas estamos cuando nos llega este Portátil.
Un grandes éxitos de Foster Wallace (fragmentos de obras de ficción y ensayo ya publicadas, e intencionadamente se ha querido dejar fuera las novelas, por una voluntad de la editorial de que se lean enteras y nos fragmentadas), al que se le añaden «rarezas»: un relato inédito y algunos materiales utilizados por el autor en sus clases de literatura inglesa (entre los que encontramos una serie de emails que se intercambia con su madre con preguntas sobre gramática y ortografía, los programas de las asignaturas, y algunos exámenes). Además, se han querido añadir pequeñas colaboraciones (muy pequeñas quizá, porque no suponen más que una pincelada de un par de páginas y apenas nos permiten descubrir una idea) de reconocidos seguidores de Wallace, sobre todo jóvenes periodistas de publicaciones culturales muy en boga y un par de poemas de Andrés Calamaro, inspirados en el autor.
El relato inédito El planeta Trilafon y su ubicación respecto a Lo Malo, nos muestran un relato dinámico, de gran velocidad, con una gran capacidad de descripción de lo cotidiano
El relato inédito, titulado El planeta Trilafon y su ubicación respecto a Lo Malo, nos muestra las principales líneas que describen a Foster Wallace: un relato dinámico, de gran velocidad, con una gran capacidad de descripción de lo cotidiano, que llega en ocasiones a una crudeza. Así muestra el desarrollo y narración de una depresión (Lo Malo), que deja en el lector una sensación de suspense, de vacío, fomentada magistralmente por una ausencia de puntuación al final (¿habrá sido consciente de ello el autor o será una de esas cuestiones azarosas que añaden leyenda al autor?). Los materiales docentes que se incluyen no pasan más de ser una curiosidad.
En cualquier universidad podemos encontrar ingeniosos profesores de literatura que tratan de acompañar a sus alumnos a desarrollar un afecto por las grandes obras. Por ejemplo, vemos que en una de sus guías exige a sus alumnos «leer y releer hasta la última coma» o que hay una clara intención de implicarles en cada tema. Por tanto no es este Portátil un lugar para comenzar a conocer a Foster Wallace, sino desde luego un lugar donde aquellos lectores que ya le tratan, terminen de quererle.