Hay jinetes de luz en la hora oscura
Sirga de la Pisa | 23 de marzo de 2017
Miguel Falomir ha sido elegido por unanimidad como director del Museo del Prado. Accede a su nuevo puesto desde la Dirección adjunta de Conservación e Investigación.
La imagen más inmediata que tengo sobre el nuevo director del Museo del Prado, Miguel Falomir, es sin duda su presencia en la biblioteca del Casón del Buen Retiro.
También su ritmo de trabajo, que provocaba que de nuevo lo encontrara por la tarde en la Biblioteca Nacional. Un recorrido habitual para los historiadores del arte y extremadamente merecido por las magníficas colecciones que componen nuestro patrimonio, custodiadas en nuestras instituciones.
Su presencia, siempre activa en comunicación con diferentes colaboradores, transmitía la agilidad del trabajo en equipo y, sobre todo, una clara vocación hacia la investigación científica y docente.
Ha sido nombrado por unanimidad del Patronato del museo, ya que era un candidato firme desde el anuncio de la vuelta de Miguel Zugaza al Museo de Bellas Artes de Bilbao
Miguel Falomir, nacido en Valencia en 1966, accede a su nuevo puesto desde la Dirección adjunta de Conservación e Investigación del Museo del Prado. Un lugar en el que comenzó a trabajar en 1997 como jefe del departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1700.
Su nombramiento por unanimidad del Patronato del museo se confirmaba el 15 de marzo, aunque era un candidato firme desde el anuncio de la vuelta de Miguel Zugaza al Museo de Bellas Artes de Bilbao, hace unos meses.
En este proceso de designación, desde el primer momento se apostó de forma clara por los profesionales de la casa y se consideró, asimismo, el nombre de la conservadora Leticia Ruiz, jefe del departamento de Pintura Española del Renacimiento.
Profesor titular de la Universidad de Valencia, su tesis doctoral se ocupó del arte en Valencia entre 1472 y 1522. Su carrera investigadora actualmente se especializa en la pintura italiana del Renacimiento, en concreto, es experto en la figura de Tiziano y su obra, sobre la que concluye un catálogo razonado, un profundo estudio analítico de cada pintura conservada en el museo.
A partir de ahora, Miguel Falomir se une a los excelentes historiadores del arte como Diego Angulo Iñiguez, pintores como Aureliano de Beruete o Picasso y figuras señaladas que han tomado la responsabilidad de dirigir unas colecciones que tienen su origen en el emperador Carlos V
Es notable también la trayectoria internacional, como Andrew Mellon, professor del Center on Advanced Studies in the Visual Arts (CASVA) de la National Gallery de Washington. Estas facetas se integran en su capacidad de estudio de las colecciones y, como consecuencia, destaca el fuerte impulso dado al Centro de Estudios del museo, con la combinación de diferentes tipos de actividades, desde seminarios a encuentros directos con el mundo profesional, así como simposios y un gran congreso internacional.
No deja de lado, como buen comunicador, la transmisión de los resultados de estos estudios al mundo a través de la renovada página web del Museo del Prado. Una actividad de estudio ampliada en la que participa un nutrido número de profesores y de alumnos de las universidades españolas.
Sin embargo, en el futuro inmediato, son otros los verdaderos retos del nuevo director del Museo del Prado: el segundo centenario de la fundación de la pinacoteca en 2019 y la inauguración del Salón de Reinos, dos proyectos de carácter ilusionante, sin olvidar su importancia científica. Especialmente este último -se trata del salón principal del desaparecido Palacio del Buen Retiro, construido para el rey Felipe IV por orden del conde-duque de Olivares en 1630- reunía importantes pinturas que expresaban la grandeza de la monarquía de la Casa de Austria y la gloria de España.
El proyecto encargado a Norman Foster y Carlos Rubio en 2016 pretende recuperar la fachada sur del siglo XVII y un amplio espacio expositivo, creando un nuevo foco urbano que integre todo el conjunto del museo.
A partir de ahora, Miguel Falomir se une a los excelentes historiadores del arte como Diego Angulo Iñiguez, pintores como Aureliano de Beruete o Picasso y figuras señaladas de nuestra historia que han tomado la responsabilidad de dirigir unas colecciones que tienen su origen en el emperador Carlos V y que hasta hoy siguen enriqueciéndose de manera acertada a través de donaciones y adquisiciones. Una colección de pintura que es, quizá, la más nuestra.