Hay jinetes de luz en la hora oscura
José Ignacio Wert Moreno | 24 de abril de 2017
“Nunca me he sometido a psicoterapia o psicoanálisis. Resuelvo mis problemas con las películas que hago”. La frase, pronunciada por Steven Spielberg en una entrevista con el periodista David Breskin para la revista Rolling Stone el 24 de octubre de 1985 –y oportunamente reflejada en la página 124 del presente libro- resume muy bien el fondo de este análisis que firma Federico Alba sobre la obra del director de ET, el extraterrestre (ET, the extra-terrestrial, 1982). Su subtítulo es igualmente elocuente: Padres ausentes, niños perdidos. No sé a quién le escuché por primera vez lo del padre ausente. Pero, desde entonces y hace ya algunos años, mi relación con el cine de Spielberg no ha sido la misma. No es ningún cliché: es el auténtico leitmotiv de toda su filmografía. Circunscribirlo solo al cine que ha rodado dentro del género fantástico deja la idea un tanto coja. A fin de cuentas, esta se ha visto perfectamente reflejada en otros filmes del director pertenecientes a otros géneros. Tal es el caso de Indiana Jones y la última cruzada (Indiana Jones & the last crusade, 1989) y, muy especialmente, Atrápame si puedes (Catch me if you can, 2002).
EL CINE FANTÁSTICO DE SPIELBERG | Federico Alba | Madrid | Ediciones Encuentro | 2017 | 237 pp | 21 euros
Con todo y con eso, el libro es el que Federico Alba (Badajoz, 1976) ha querido que sea, y no somos nosotros quiénes para reescribírselo. Flota por todo él un aire a tesis doctoral y una rápida busca en LinkedIn así nos lo confirma (presentó en 2015 La elocuencia de la elipsis en el cine fantástico de Steven Spielberg, en la Universidad CEU San Pablo, en la que lleva más de una década trabajando como docente).
Los amantes del cine de Steven Spielberg disfrutarán enormemente de esta lectura. Yo me incluyo en ellos desde que alcanza mi memoria. Es poco probable que un volumen con ese título –y esa portada- atraiga a un potencial lector que no lo sea. Así que es muy probable que Alba se enfrente a otro experto (o, cuanto menos, muy aficionado) en la materia desde el otro lado del papel. Difícil papeleta para el autor, que puede –con razón- temer que se le mire con lupa. Lo que ofrece no es un repaso al uso de la biografía o la filmografía del director, aunque algo de eso haya. Se trata de ir analizando determinadas constantes, tanto estilísticas como temáticas, en la obra del director, aunque, como hemos dicho anteriormente, solo en sus películas de género fantástico. Todo ello se va poniendo en relación con determinados acontecimientos de relevancia en su vida privada. Estos son, fundamentalmente, el divorcio de sus padres cuando él era un niño, su matrimonio luego fracasado con la actriz Amy Irving, la paternidad y su –hasta ahora- definitivo emparejamiento con la también intérprete Kate Capshaw, a la que dirigió en Indiana Jones y el templo maldito (Indiana Jones & the temple of doom, 1984). Personalmente, nunca me he sentido cómodo con los pasajes personales en las biografías de profesionales con acreditada trayectoria. ¿Destacar en algún ámbito da pie a que las miserias de uno queden negro sobre blanco para toda la eternidad? Sin embargo, en este caso tienen cierta justificación, al estar en consonancia con la evolución, en fondo y forma, de su trabajo.
Así, Alba repasa El diablo sobre ruedas (Duel, 1972), Tiburón (Jaws, 1975), Encuentros en la tercera fase (Close encounters of the third kind, 1977), ET, Always –Para Siempre– (1989), Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993), Inteligencia Artificial (AI: Artificial Intelligence, 2001), Minority Report (2002) y La guerra de los mundos (War of the worlds, 2005). El análisis de cada una de ellas se divide en dos aspectos: implicaciones temáticas y el estilo de Spielberg. De este modo, el lector irá repasando los asuntos que se plantean en cada una de ellas. En algunos casos le resultará obvio, pero en otros se sonreirá al descubrir aspectos que le habían pasado inadvertidos. Uno sabe de sobra que el padre ausente es el gran protagonista (forzosamente invisible) de ET. Pero no se había parado a pensar que los personajes de Roy Scheider en Tiburón, Richard Dreyfuss en Encuentros… o Tom Cruise en La guerra de los mundos eran “niños perdidos”. Federico Alba explica perfectamente por qué. Del estilo se dicen también muchas cosas, pero es en el uso de aquello “que no se ve” en lo que se extiende más. Esto era de sobra conocido en Tiburón, pero no en otros muchos ejemplos que aquí se citan.
Y todo con un minucioso estudio de las fuentes que, en muchos casos, son los documentales que se incluyen como material añadido en las ediciones en DVD o Blu Ray de las películas (los que tenemos que escribir largos ensayos sobre algún título determinado sabemos hasta qué punto son utilísimas fuentes de información). Hay también referencias hemerográficas curiosas, como una entrevista concedida por Spielberg a Pueblo en 1978, en la que queda la intriga de saber qué periodista era el entrevistador. Personalmente, no se entiende que El diablo sobre ruedas o Tiburón cuenten como películas de género fantástico. Pero son ya “peros” muy subjetivos y menores, comparados con lo fundamental: un gran estudio sobre uno de los cineastas vivos más influyentes.