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‘Atómica’: Desencanto, violencia y música de los 80 para dar vida a la Chuck Norris femenina

Jorge Martínez Lucena | 04 de agosto de 2017

Cine

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El modelo de héroe desencantado, frío y oscuro toma cuerpo femenino en Atómica. La simbiosis entre cómic y cine sigue siendo fructífera en violencia y estereotipos de uno y otro sexo.  

FICHA TÉCNICA

Atomic Blonde (**)

EEUU, 2017

Director: David Leitch

Guion: Kurt Johnstad, basado en la novela gráfica The Coldest City de Anthony Johnston y Sam Hart

Reparto: Charlize Theron, James McAvoy, Sofia Boutella, John Goodman y Toby Jones.

El cómic sigue engendrando películas de acción y violencia. Frank Miller y David Lloyd son el origen respectivo de largometrajes apocalípticos como Sin city: ciudad del pecado (2005) o V de Vendetta (2005), teñidos de una oscuridad que adensa el aire hasta niveles intolerables.

Tal transformación no ha calado aún en superhéroes clásicos tipo Catwoman, Batman, Superman, Spiderman, X-Men, la Patrulla X o Wonderwoman. Estos, pese a adaptarse estéticamente a nuestros tiempos antiheroicos y penumbrosos, han conservado una innegable conexión con el bien común, y, por mucho trauma personal y heridas biográficas que arrastren, no dejan de encarnar especímenes respetables más allá de su propio ombligo.

Sin embargo, tanto en nuestras pantallas cinematográficas como televisivas, hemos visto aparecer, desde aquel primer intento irónico y alcoholizado que fue Hancock (2008), un nuevo tipo de personajes con superpoderes a los que cuesta llamar superhéroes, que se sumergen hasta las trancas en la laguna Estigia de la desintegración. Consiguen éxitos de taquilla, como en el caso del poco aristocrático Deadpool (2016), que ya tiene segunda entrega programada para 2018. Sofia Boutella, Charlize Theron, James McAvoy.

Netflix también ha detectado este nuevo gusto en las audiencias e intenta convertir en una máquina de hacer billetes, lanzando su gama Marvel con teleseries donde se respira la fractura integral del mundo de ayer, que diría Zweig, como se ve en Jessica Jones (2015) y Luke Cage (2016-).

Las generaciones más jóvenes prefieren protagonistas más bien desencantados de la vida, que aspiren a pequeños y puntuales hedonismos. Están desengañados de las certezas de Auswitch y de la guerra fría. Están acostumbrados a respirar en esa atmósfera de desengaño y escombro que flota en forma de polución mediática, anunciando sordamente el despiece y desmoronamiento de las viejas instituciones.

atomicaAtómica (2017) es otra de esas películas originadas en la novela gráfica. En este caso, en la titulada La ciudad más fría, de Oni Press. Ambientada en el Berlín de 1989, días antes de la caída del muro que dio paso al capitalismo de ficción, nos cuenta la historia de una superagente del MI6 -nivel super-heroína- que es un cruce del Vin Diesel y la Asia Argento de xXx (2002), aunque versión rubia platino literalmente fría como el hielo, a mayor gloria de Charlize Theron. Su misión consiste simplemente en esclarecer el asesinato de un espía británico y en recuperar la información comprometida que le fue sustraída.

El resultado en cuanto al espectáculo es irreprochable. Adrenalina cien por cien. Ultraviolencia, que diría el Alex de La Naranja Mecánica (1971), desde la primera escena y prácticamente sin interrupción. Se pegan, se atropellan, se apuñalan, se estrangulan, se asesinan, se clavan destornilladores en el cráneo, en vivo y en directo, como si no hubiera mañana. Aunque quizás, en el mundo de los videojuegos, los cerebros de la audiencia están tan acostumbrados a la inocua destrucción del otro, que los balazos en la frente, o los puñales, los sacacorchos y las llaves clavadas en el rostro y en el cuerpo, se perciben como meros piercings.

La banda sonora transporta inmediatamente a los tiempos del despiporre de finales de los ochenta y principios de los noventa, con pinceladas de tecno, pop y rock muy british que activan continuamente la circulación. Nena cantando en alemán 99 Red Balloons. Bowie y Queen regalándonos juntos Under pressure, además de sus contribuciones por separado. Depeche Mode ambientando, con dos de sus hits más memorables: Personal Jesus y Behind the Wheel. Un momento estelar con Father Figure, del recientemente fallecido George Michael. Pero muchos otros. Solo por citar algunos: Blue Monday de New Order; Fight the power de Public Enemy; Just like Heaven de The Cure; Hungry like a Wolf de Duran Duran; y, cómo no, ese traje a medida, Atomic, de los norteamericanos Blondie.

El frenético ritmo y la primorosa ambientación musical no desmerece la visual, que también está minuciosamente trabajada. Los grises polvorientos de las ruinas, las callejuelas y los polígonos industriales del este, se alternan con los neones, la decadencia y la sofisticación pornográfica de los bares, clubes y hoteles del oeste, generando la sensación constante de la esquizofrenia endémica de la capital alemana de entonces.

El dispositivo funciona perfectamente como filme de acción y en todo momento dialoga con el inconsciente colectivo de nuestras sociedades contemporáneas a través de poderosos símbolos. Berlín es el caos primordial de la cultura, que lucha por encontrarse y por recrearse. La historia de Lorraine Theron, la prota, es la de la mujer maltratada y apaleada que cuenta su historia de superación en una sociedad patriarcal que intenta, una vez tras otra, doblegarla. Además, la única que en algún momento parece trascender el narcisismo ubicuo es Delphine, la agente francesa, interpretada por la exótica Sofia Boutella, que se convierte en la tórrida amante y el verdadero amor de la protagonista, erigiéndose, a través de la belleza del ballet sexual de sus cuerpos desnudos, en el icono LGTBI contra el statu quo masculino y hetero, representado por una caterva de chavalotes cachas encabezados por David Percival (James McAvoy).

Al final, tras casi dos horas de largometraje, sin estar ante Sospechosos habituales (1995), la guinda del pastel es tan sorprendente como estereotipada. Hasta el punto que uno se acaba preguntando: ¿era necesaria tanta ingeniería de guión solo para cambiarle el sexo a Chuck Norris?

Imagen de portada: Fotograma de Atómica | Focus Features
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