Hay jinetes de luz en la hora oscura
Antonio Miguel Jiménez | 23 de octubre de 2018
La novelesca historia de Alonso de Contreras, ahora en formato cómic. La vida de un soldado de los Tercios españoles en una colección que demuestra que es posible entretener y enseñar al mismo tiempo.
Ya lo hicieron con la vida del último rey vikingo, Harald III de Noruega, conocido como Harald Hardrada. Ahora es el turno de uno de los aventureros más famosos y singulares del Siglo de Oro español, y, si me permiten el atrevimiento, de toda la historia de España. Desperta Ferro Ediciones vuelve con su segunda Historieta (colección que, aunque destinada a los más bisoños, encantará a los más veteranos) para acercar a los más jóvenes la historia de Alonso de Contreras, quien inspiraría al ficticio capitán Alatriste. Y, como suele decirse, y casi siempre se cumple, la realidad supera a la ficción.
Alonso de Contreras, soldado de los tercios
Alberto Pérez Rubi, con ilustraciones de Juan de Aragón
Desperta Ferro Ediciones
63 págs.
17,95€
Así, en las páginas de este genial cómic, cuyos dibujos llevan el inconfundible sello de Juan de Aragón, más conocido como «El Fisgón histórico», y el excelente trabajo textual (extraído de la autobiografía de Alonso de Contreras, Vida de este capitán) de Alberto Pérez Rubio, historiador y fundador de Desperta Ferro Ediciones, el mismo Contreras nos cuenta sus más significativas peripecias desde que saliera de Madrid con catorce años, en 1597, hacia el Milanesado para servir al rey, hasta un ficticio, aunque posible, momento en el que el capitán se encuentra en un corrala, posiblemente en torno a 1630, charlando sobre sus aventuras con un grupo de personas entre las que se encuentra quien fuera en la realidad conocido, e incluso amigo, del capitán: don Lope Félix de Vega Carpio, «Fénix de los Ingenios».
La vida de un soldado español, ya sirviera bajo pendones de alguna religión (nombre con el que en el Siglo de Oro se conocía a las órdenes militares y religiosas), ya bajo los de Su Majestad Católica, era sinónimo de una vida durísima y llena de penalidades. Pese a ello, era una vida plagada de aventura, superación y una nada desdeñable posibilidad de obtención de riqueza. Como muy acertadamente señala Alberto Pérez en los apuntes históricos finales, Alonso de Contreras no era ni un héroe ni un villano, era un hombre de su tiempo, y es por eso por lo que existe una explicación a la posición internacional que ocupó España entre los siglos XV y XVII: era una potencia cuyo brazo armado, garante de su fuerza, estaba integrado por hombres fieros y endurecidos por la dificultad de la vida, avezados a la guerra, y al mismo tiempo adoctrinados en la fidelidad al rey, garante del Orden, y sabedores de que pasase lo que pasase en esta vida, tenían por cierto que luego habrían de dar cuenta en la otra, ante el Sumo Juez. Para las mentes modernas (o, mejor dicho, posmodernas) actuales, esto puede sonar a barbaridad, a locura, a oscurantismo o a necedad. Pero en la época no se veía así. En el Siglo de Oro se veía con la mayor lógica del mundo. Y posiblemente sea nuestra manera actual de ver las cosas la que sí se viera en aquella época como locura o necedad.
En esta historieta, el joven lector (y el más veterano) encontrará, contado de manera sencilla, pero fiel a la realidad y bien documentada, cómo era esa vida en el Siglo de Oro, en aquella Monarquía Hispánica que una vez fue, a través de la vida de uno de sus hijos, la cual no deja de hacer pensar que si esta solo fue una vida, cómo habrían sido todas las demás. Para ello, Alberto Pérez ofrece al final del cómic unos más que necesarios apuntes que complementan de manera ideal las geniales viñetas. Abrir el cómic y devorarlo, es todo uno. Obviamente, para ello tenemos los amantes de la historia revistas y libros que la misma editorial recomienda al final. Pero para los más pequeños, no habrá manera mejor de iniciarse en dos gustos sumamente satisfactorios (y necesarios a día de hoy): el gusto por la lectura, y el gusto por descubrir la rica historia de España, que nunca dejará de aportarnos horas y horas de entretenimiento, reflexión y ascética, especialmente en el Siglo de Oro.