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Ciencia

¿Qué envenenó al espía? . Un gas nervioso desata la guerra entre Rusia y Reino Unido

Javier Pérez Castells | 16 de marzo de 2018

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Reino Unido y Rusia viven un importante conflicto tras el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal. Los expertos concluyen que el compuesto químico responsable de este ataque es un gas capaz de colapsar el sistema nervioso de la víctima.

Esta vez no han hecho falta siete años como con el polonio. Los expertos británicos en armas químicas han identificado el agente nervioso utilizado en el intento de asesinato del exespía ruso. Se trata de un compuesto químico perteneciente a la familia de los gases nerviosos. Un gas nervioso, que curiosamente suele ser un aceite viscoso pero que se distribuye como aerosol, es un compuesto orgánico derivado del ácido fosfórico capaz de colapsar el sistema nervioso. Estos compuestos mimetizan a la acetilcolina (un neurotransmisor encargado, entre otras cosas, de activar los músculos) uniéndose a una de las enzimas que lo descomponen, la acetilcolinesterasa. Dicha unión es muy fuerte y bloquea irreversiblemente la enzima. Como no se elimina el neurotransmisor, aumenta de manera descontrolada la cantidad de acetilcolina, lo cual origina espasmos musculares, ya que no se desactiva la señal de activación muscular. Esta misma acción también ocurre en las glándulas produciendo babeo, lagrimeo y rinorrea. Tras el desarrollo de estos síntomas, la muerte llega por depresión respiratoria como consecuencia de la actividad excesiva en la unión neuromuscular del diafragma. Para los que sobreviven, los efectos son de larga duración y casi invariablemente incluyen daño neurológico crónico. Otras secuelas, como visión borrosa, cansancio, memoria disminuida, voz ronca, palpitaciones, insomnio, rigidez en los hombros y fatiga ocular pueden durar varios años. El primero de estos compuestos en ser sintetizado fue el tabun, seguido por el sarín, ambos por parte de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, el más famoso fue el VX, descubierto en el Reino Unido y del cual existe un arsenal enorme (es el que sale en la película La Roca, con Nicholas Cage y Sean Connery). Por su parte, los soviéticos desarrollaron durante la Guerra Fría sus propios compuestos, conocidos como agentes Novichok. Uno de los miembros de esta última familia es el causante del envenenamiento del exagente doble Sergei Skripal y de su hija.

Como armas químicas, los agentes nerviosos están clasificados como armas de destrucción masiva por las Naciones Unidas, de acuerdo con la Resolución 687, y su producción y almacenamiento están prohibidos por la Convención sobre Armas Químicas de 1993. Rusia tendrá que explicar lo sucedido, pues corre el riesgo de ser acusada de haber violado la Convención de Armas Químicas. La primera ministra británica, Theresa May, indicó el lunes 12 de marzo que está claro que Sergei Skripal y su hija fueron envenenados con un agente nervioso de tipo militar desarrollado por Rusia. Cabe la posibilidad de que no haya sido el Gobierno ruso, sino que este haya perdido el control del agente dañino, que hubiera caído en manos de otros. Pero esto sería también una violación del tratado por parte de Rusia.

El envenenamiento del espìa supone, en opinión de la OTAN, una "violación flagrante" del derecho internacional sobre armas químicas https://t.co/R0dArOy57D

— EL PAÍS (@el_pais) March 14, 2018

Mucho de lo que se conoce públicamente sobre los agentes de Novichok proviene de Vil Mirzayanov, un químico analítico que trabajó para un laboratorio de armas químicas soviético. Mirzayanov desarrolló métodos para detectar agentes nerviosos. Con estas técnicas descubrió que se estaban fabricando en una instalación militar y que había fugas de los componentes, lo que estaba contaminando el aire y el agua alrededor de la instalación. Tras hacer público su hallazgo, fue detenido, pero no se le condenó. Emigró a Estados Unidos, donde escribió un libro titulado Secretos de Estado: una crónica del programa ruso de armas químicas. Se describe en el libro cómo el programa ruso denominado “Foliant” buscó compuestos más seguros de manejar e indetectables en las pruebas analíticas convencionales. Uno de los enfoques clave utilizados para alcanzar los objetivos de seguridad y evasión incluía los denominados agentes binarios: armas químicas que podían producirse inmediatamente antes de su despliegue combinando precursores simples e inofensivos. De acuerdo con Jonathan B. Tucker, un experto en armas químicas, la primera formulación binaria desarrollada bajo Foliant se utilizó para fabricar la Sustancia 33, también conocida como VR, muy similar al VX. Este fue el primer compuesto denominado en clave Novichok. El programa también desarrolló una gama de compuestos derivados del sarín y el soman, pero en los que hicieron una sustitución de una parte de la molécula por un grupo más activo, de forma que lograron compuestos entre cinco y ocho veces más venenosos que el VX. La nueva serie incluía los denominados A-230, A-232 y A-234 y fueron adoptados como armas químicas por el Ejército soviético.

Rusia debería haber declarado los agentes Novichock

Los agentes Novichok no están específicamente incluidos en las listas de la Convención de Armas Químicas (CWC), porque solo se hicieron públicos después de haber concluido las negociaciones del tratado. Pero eso no equivale a una escapatoria que permita su uso. Porque el CWC impone una prohibición general a la fabricación de cualquier sustancia química tóxica destinada a ser un arma. Jean Pascal Zanders, experto de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW), ha declarado que Rusia, como parte de la convención, debería haber declarado los agentes de Novichok. En definitiva, se inicia una fase de tensiones diplomáticas y políticas que puede sacudir Europa en los próximos meses.

Imagen de portada: Los agentes de la Policía forense trabajando en una tumba en Salisbury (Inglaterra), tras el envenamiento del exespía Sergei Skripal y su hija | Agencia EFE
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