Hay jinetes de luz en la hora oscura
Javier Pérez Castells | 06 de septiembre de 2018
Estos días se habla mucho de la posibilidad de acabar con el cambio de hora invierno-verano que lleva realizándose en España desde 1974. Cuando se estableció, eran tiempos de crisis petrolífera. Se vio que con este cambio se podía ahorrar algo de energía y la prioridad por ese fin era tal que la mayor parte de los países europeos se unieron. Incluso los que no estaban muy de acuerdo acabaron incorporándose para evitar ir desacompasados. El precedente histórico fue la puesta en marcha de la hora de verano en Alemania durante la Primera Guerra Mundial para aprovechar más la luz solar.
.@joseluiscasero, presidente de la asociación de racionalización de horarios españoles (@ARHOE_enhora), considera que la mejor opción es mantener el horario de invierno #Laberinto4Sepriembre ▶https://t.co/897gn9dxri pic.twitter.com/UWV3KOlCAa
— Espejo Público (@EspejoPublico) September 4, 2018
Pero, tiempo después, se han visto los inconvenientes que genera y se ha puesto en duda que se compensen con los beneficios. No parece que el ahorro energético que se consigue, que algunos cifran en tan solo un 0,5%, llegando otros al 2%, justifique los inconvenientes. Además de los problemas en el mundo de los transportes (las aerolíneas siempre se han opuesto frontalmente al cambio de hora), hay numerosos estudios sobre los posibles efectos sobre la salud. No son muy concluyentes.
Es claro que el cambio de hora afecta a la secreción de melatonina, la hormona que induce el sueño. Si nos toca adelantar la hora de ir a dormir, no segregaremos la melatonina a tiempo y durante unos días nos costará conciliar el sueño. En dicho caso (el cambio de marzo), nos tenemos que levantar antes a efectos de nuestro reloj biológico, con un efecto mini jet-lag que nos hará descansar peor durante unos días. Puede generar algo de cansancio e irritabilidad, pero son efectos cortos y pequeños que no duran más que unos tres días.
El otro cambio de hora (el que toca en octubre), como nos “regala” una hora, es más inocuo. Hay estudios que señalan un aumento de infartos o de suicidios tras el cambio de hora, pero no parecen muy sólidos. Pero, por encima de todo, a la mayoría el cambio nos parece un engorro. La encuesta realizada por la Comisión Europea en toda Europa ha tenido un seguimiento escaso (5 millones de ciudadanos, que es menos del 1% de la población), pero el resultado ha sido un apoyo mayoritario a la abolición del cambio. Solo en algunos países del sur, como Chipre, Grecia, Malta e Italia, se observa algo menos de entusiasmo por la abolición. España es la excepción mediterránea, pues el resultado es muy favorable (93%) a quedarnos solamente con un horario. Con estos resultados y a pesar de lo poco significativos que son, la Comisión ha puesto en marcha el complejo mecanismo de la abolición del cambio de hora, que será, al parecer y para mayor confusión, voluntario para cada país.
Dormir bien, mucho más que un placer . Una necesidad para la buena salud física y mental
Pero si lo quitamos, ¿con qué hora nos quedamos? Lo natural sería elegir la de invierno, especialmente en España, cuya situación geográfica es la del huso horario de Portugal y Reino Unido. Sin embargo, por una decisión política que tomó Franco en 1940 para que tuviéramos el mismo horario que Alemania tenemos la hora de Centroeuropa. Quedarnos con el horario de invierno podría facilitar las relaciones con Portugal, e incluso igualar la hora con Canarias (los canarios no quieren, les preocupa perder el “una hora menos en Canarias”, que no es tan baladí como parece). Sin embargo, a pesar de tratarse de una decisión franquista (lagarto, lagarto) parece que a la mayoría le gusta más el horario de verano. Nos gusta que anochezca tarde, lo cual parece que ha moldeado muchas de nuestras costumbres. Posiblemente, los largos horarios comerciales, las cenas a horas tan tardías y la manera de organizar el ocio nocturno tienen que ver con lo tarde que se pone el sol en verano. Para los que quieren defender este horario tan desplazado del solar valgan dos argumentos más: primero, se ha observado una mejoría en el número de accidentes de tráfico cuando la luz diurna dura hasta más tarde, y esos estudios sí son significativos; y dos, en Inglaterra se están planteando cambiar la hora para que coincida con la de Centroeuropa de cara a mejorar las relaciones comerciales (¡en tiempos de brexit!). Ahora bien, en invierno amanecería incluso a las 9:30. Veremos en qué queda.